jueves, 30 de septiembre de 2010

EL PUEBLO DEFIENDE SU REVOLUCIÓN CIUDADANA



 Por: Raciel Pérez Martínez

La reacción  latinoamericana  y de todo el continente americano está desesperada por el impetuoso avance de los gobiernos progresistas en la región, y una prueba más de  su accionar es la intentona de golpe de estado en Ecuador, que pretende revertir la Revolución Ciudadana  encabezada por el presidente Rafael Correa.

Variantes de todo tipo buscan los oligarcas para  destruir los gobiernos populares, porque ven amenazadas sus históricas fuentes de enriquecimiento, su modus operandi para saquear al pueblo.

En esta ocasión, una bien orquestada campaña publicitaria de la prensa derechista, sobre una ley que presuntamente elimina privilegios al sector policial, fue el motivo que ha desencadenado en una intentona golpista, pero la causa, la esencia es otra.

Es la de eliminar por cualquier vía al actual gobierno ecuatoriano, que paulatinamente va construyendo el socialismo del Siglo 21, como en Venezuela y Bolivia.

La Revolución Ciudadana es un proyecto impulsado por una coalición de movimientos políticos y sociales, que junto con el presidente Rafael Correa y su movimiento Alianza PAIS, busca sacar  la nación sudamericana del atraso y de la pobreza extrema de la mayoría de la población.

Este  popular proceso ecuatoriano se apoya en cinco ejes fundamentales: la Revolución Constitucional, Lucha contra la corrupción, Revolución Económica, Revolución en la Salud y la Educación; y rescate de la dignidad, soberanía y búsqueda de la integración latinoamericana.

Para implementar su proyecto, el movimiento Alianza País cuenta con la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, lograda por votación popular en las elecciones del 30 de septiembre del 2007.
El Presidente Rafael Correa Delgado y el Gobierno de la República del Ecuador han impulsado, desde su proyecto político  transformaciones profundas en aras de construir un Estado incluyente y justo.

 De hecho, la Nueva Constitución fue elaborada por una Asamblea Constituyente democrática y participativa, con los aportes de las más diversas organizaciones de la sociedad ecuatoriana, relegadas tradicionalmente por los gobiernos anteriores.

El Presidente Correa y su Gobierno  irritan a la oligarquía y sus seguidores, por materializar las demandas históricas de los sectores populares, del movimiento indígena y de la sociedad civil.

La Revolución Ciudadana  pasó el sistema de gobierno de una democracia representativa a una democracia de plena participación; y de un Estado liberal de derecho a un Estado constitucional de derechos y justicia.

 Prioriza  la inversión social como expresión del cambio de un Estado mercantilista, a un Estado defensor de los derechos humanos y de la naturaleza.

 La Revolución Ciudadana logró la  recuperación total de la Soberanía Nacional y de la Dignidad. La terminación del acuerdo de la base aérea de Manta y la salida de las tropas extranjeras, así como la defensa de la integridad territorial.

En solo tres años, el proceso revolucionario del Presidente Rafael Correa ha logrado incontables éxitos a favor del pueblo, como nunca antes en su historia.

Por eso las masas populares ecuatorianas no se dejarán arrebatar su Revolución Ciudadana, y defenderán a su presidente,  Rafael Correa, hasta con su sangre si fuera necesario.

ESTE HA SIDO UN COMENTARIO DE RACIEL PÉREZ MARTÍNEZ

jueves, 23 de septiembre de 2010

DECIDIRÁN VENEZOLANOS FUTURO POLÍTICO EL PRÓXIMO DOMINGO

       
    Por: Raciel Pérez Martínez


El futuro político de Venezuela lo decidirán más de 17 millones de electores convocados para el próximo domingo día 26.

Se pondrán en disputa  entre el gobierno socialista del presidente Hugo Chávez y la oposición  165 nuevos diputados de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), que desde 2005 está dominada  por los defensores de la Revolución Bolivariana.

Los partidos que desean volver a Venezuela a su pasado hegemónico burgués, realizaron una intensa campaña a veces casa por casa, instando al electorado, y de manera especial a los indecisos, a votar masivamente  a favor de sus candidatos.

Pero los chavistas estuvieron mucho más activos, desbordaron calles, realizaron mítines proselitistas en todos los lugares del territorio venezolano, explicando  al pueblo que perdería todas las bondades sociales que ofrece el actual gobierno.

Para el actual gobierno, una victoria contundente con, por lo menos dos tercios de los parlamentarios,  es vital para seguir impulsando la transición hacia el socialismo del Siglo XXI.

Algunas  agencias encuestadoras precisan que el Partido Socialista Unificado de Venezuela  se llevaría  alrededor del 52 por ciento de los votos, según sondeos de última hora; algo muy saludable para el gobierno del presidente Hugo Chávez.

Sin embargo, en la llamada Mesa de la Unidad Democrática, un grupo de partidos opositores esperan dominar con sus diputados la Asamblea Nacional el próximo domingo, para poner freno a los proyectos políticos del presidente.

La Asamblea Nacional venezolana está conformada por 165 diputados;  de ellos 110 son elegidos nominalmente, por nombre y apellido.
Otros 52 parlamentarios son distribuidos entre los partidos políticos, a través de las listas, y 3 corresponden a la representación indígena.

En cada uno de los 24 estados en que está dividido el país se elige una combinación de diputados nominales, lista e indígenas, en correspondencia con su población. Además, los venezolanos podrán elegir  la representación de nacional al Parlamento Latinoamericano.

Tanto el gobierno del presidente Hugo Chávez como los partidos de oposición ven en el 110 el número mágico, que le daría la supremacía absoluta en el Parlamento, y así hacer avanzar sin contratiempos sus proyectos, sus leyes y otras decisiones vitales.

En las manos, y sobre todo en el cerebro de cada uno de los 17 millones de electores venezolano está el futuro de su patria. El  pueblo es sabio y  con claridad meridiana votará el próximo domingo por quienes defienden sus verdaderos intereses.













                      


 


 


 


miércoles, 22 de septiembre de 2010

OBJETIVOS DEL MILENIO, UNA MISIÓN IMPOSIBLE


Los Objetivos del Milenio,  solo una buena idea de la ONU. (Intenet)

Por: Raciel Pérez Martínez  




Los Objetivos del Milenio trazados  en el año 2000 por  la Organización de Naciones Unidas parecen condenados al fracaso, pues solamente faltan cinco años para que se cumpla el plazo de su cumplimiento.

Desde el pasado lunes y hasta hoy miércoles los 192 países miembros de la ONU pasaron revista en la sede del organismo internacional, la marcha de la estrategia  seguida por gobiernos e instituciones.

El resultado preliminar es que apenas se ha avanzado en algunos indicadores, otros se han estancado y una parte  ha retrocedido.

La globalización neoliberal depedradora, destructora del propio ser humano, y el llamado libre comercio,  han provocado en las últimas décadas un incremento de las desigualdades sociales, llevando al límite de la vida a más de mil millones de hambrientos.

Los Objetivos del Milenio resultan inalcanzables por la mayoría de las naciones del Sur, pues históricamente  han sido las víctimas, los almacenes de materias primas baratas para las trasnacionales, y similares, de las naciones ricas.

Hoy en muchas zonas de África, Asia y América Latina los altos índices de analfabetismo se mantienen intactos, el  desempleo se ha vuelto “normal”, la insalubridad es casi total, y el hambre y la miseria andan de la mano tocando a todos.

Antes de continuar, es preciso conocer ¿cuáles son los llevados y traídos Objetivos del Milenio?
Ellos son: reducir a la mitad el porcentaje de hambrientos y de quienes solo tengan ingresos de un dólar al día; disminuir en dos tercios la mortalidad de menores de cinco años, y en tres cuartas partes la materna en relación con las de 1990; que los niños puedan concluir la enseñanza primaria.

Los restantes proyectos consisten en mejorar la vida de millones de seres que viven en tugurios; detener y reducir la propagación del VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades graves; bajar a la mitad el porcentaje de personas que carecen de agua potable; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; adoptar políticas de desarrollo sostenible, y fomentar la asociación mundial para el desarrollo.

Durante la III Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), realizada en 1972, los países ricos se comprometieron a ofrecer el 0,7 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) para ayudar a las naciones en desarrollo.

Como se puede apreciar, llevado a valor monetario es solo una migaja de lo que engrosan esas naciones, sin embargo muy pocas han cumplido con ese compromiso.

Esa situación real es contraproducente con el enorme gasto en presupuesto militar que tienen las principales potencias del mundo. Si se dedicara a las naciones pobres una parte de éste,  los Objetivos del Milenio pudieran cumplirse en los próximos cinco años, pero eso no va a suceder.

El No cumplimiento de los Objetivos del Milenio, no es culpa de las crisis económica, financiera y ambiental, sino de la voluntad de los hombres que deciden la vida en el planeta tierra.