domingo, 22 de enero de 2012

CRECE DESCONTENTO EN LIBIA





Por Raciel Pérez Martínez
Foto INTERNET


Libia literalmente vive todavía en un caos, casi tres meses después que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) propició con sus bombardeos masivos la caída del gobierno de Muamar el Gadafi.

La guerra azuzada por Occidente ha desatado el odio, el divisionismo, el regionalismo, el tribalismo y la desconfianza en el pueblo libio, el de más alto nivel de vida en África, antes de la contienda bélica.

Ahora surgen las obligadas comparaciones de su bienestar anterior y su situación calamitosa. Una parte importante de los libios fue manipulada y lucharon contra el gobierno anterior.

Todavía hoy en Libia se registran combates en sus principales ciudades entre reductos de las fuerzas que apoyaban a Gadafi y el actual ejército.

Pero también cada rato se libran batallas entre rebeldes, sobre todo de la ciudad de Bengasi, y fuerzas del ejército, pues los exsublevados consideran que las cosas no están marchando como les hicieron creer.

El pueblo en algunas ciudades también se revela contra el Consejo Nacional de Transición. Hace solo días se realizó en Bengasi, la primera gran manifestación organizada contra el actual gobierno desde el asesinato del coronel Gadafi.

La población muestra su descontento por la falta de transparencia de las actuales autoridades que no responden a sus intereses, y por esa razón una multitud asaltó este fin de semana las oficinas del Consejo Nacional de Transición en Bengasi llevándose computadoras y documentos.

Los manifestantes lanzaron bombas de fabricación casera, utilizaron piedras y barras de hierro contra el edificio y destrozaron vehículos.

La primera reacción del Consejo de Transición fue suspender este domingo a los delegados de la ciudad de Bengasi, donde surgió el levantamiento apoyado por la OTAN que depuso el año pasado a Muamar Gadafi, y ahora es el eje de un movimiento contra las autoridades provisionales.

La medida es la nueva señal de discordia entre los que encabezaron el levantamiento; y que ahora son incapaces de establecer un nuevo gobierno.

En Libia una bomba de tiempo se está gestando entre las masas populares contra el Consejo de Transición, que no da señales de encausar el país a favor del pueblo.

Los libios ya sientes que su nivel de vida ha descendido enormemente, y seguirá bajando cuando se apliquen medidas de austeridad, propias del neoliberalismo en crisis.

Por eso no es de extrañar nuevas revueltas populares de los libios, para tratar de restablecer un gobierno que les asegure una elevada calidad de vida.

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