jueves, 13 de octubre de 2016

Alianza de las Montañas al rescate del abrigo de las ciudades



Las montañas constituyen uno de los ecosistemas más afectados por el cambio climático, pero su protección y cuidado es un tema hasta hace poco casi ausente de las cumbres de gobiernos concertadas para encontrar maneras de enfrentar las adversidades climatológicas.

El 22 por ciento de la superficie terrestre corresponde a montañas, donde también se ubica el 70 por ciento de los recursos hídricos de consumo doméstico, agrícola e industrial y reside el 14 por ciento de la población mundial.

De igual modo el 25 por ciento de la diversidad biológica terrestre está en las montañas donde se localiza casi el 60 por ciento de las Reservas de la biosfera y el 30 de todos los sitios de patrimonio mundial. Todo ello explica que la quinta parte del turismo a escala global tenga predilección por esas áreas.

Sin embargo, ese abrigo natural de las ciudades, poblada por gente noble y trabajadora, encargada de regular los vientos, el clima, proporcionar madera, proveer excelentes productos originarios, típicos de cada región y de una belleza incomparable reclama más atención.

Las montañas está muy lejos de tener el cuidado que merecen por parte de los gobiernos y es castigada con fuerza por el clima.

Alianza para las Montañas 

Sobre desafíos y oportunidades en esas apartadas y subyugantes zonas naturales del planeta, Prensa Latina conversó con Rosalaura Romeo, secretaria del programa Alianza para las Montañas, coalición voluntaria de Naciones Unidas, con sede en Roma, Italia.

Tras mucho batallar, esa institución se creó en 2002 durante la Cumbre de la Tierra realizada en Johannesburgo, Sudáfrica.

Ello fue posible gracias al interés del Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) y el Programa de ese propio organismo internacional para el Desarrollo (PNUD), de colocar en la agenda internacional el tema de las montañas, dado su papel crucial en el medio ambiente, por parte.

Alianza para las Montañas, recuerda Romeo, surge para ayudar a conocer qué son las montañas y cuánto el hombre depende de ellas, qué les aporta a la humanidad y también apoyar a los pobladores de esas zonas, sumidos en muchos casos de países en desarrollo a situaciones de hambre extrema.

Las irregularidades propias del terreno, el clima, incluso el nivel sociocultural de esas regiones hacen difícil lograr producciones rentables sin un apoyo a sus pobladores.

Pero esta alianza va más allá, 'nuestro objetivo además es instar a los pobladores a seguir viviendo en las montañas, pero con una vida digna, de cierta manera semejante a la de las llanuras.

Esa coalición voluntaria con la meta fija en la prosperidad de las áreas de más difícil acceso del mundo comenzó con apenas 40 miembros y ahora supera los 300. Su secretaría central opera desde el departamento Forestal de la FAO, aquí en Italia.

Objetivos que exigen una adecuada preparación y capacitación que explica Rosalaura, se realiza a nivel internacional, de Naciones Unidas y regional.

Sobre este último hizo referencia a la labor directa con seis gobiernos andinos -Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú- para promover el desarrollo sostenible en las montañas.

En otras zonas de América Latina y el Caribe existen también mecanismos para un adecuado tratamiento de los macizos montañosos y de los temas transfronterizos de manera común, de los cuales forman parte México, Cuba, Guatemala, Jamaica y Costa Rica, entre otros.

De igual modo fueron creados el llamado Comité de Campeones de África y el nodo de Asia Central de la Alianza encargados de interactuar a nivel local y de gobiernos para promover y discutir políticas sobre el tema.

En la educación y capacitación, junto a una fuerte y extendida política de comunicación de intereses y necesidades, tiene esta Alianza centrada sus mayores fuerzas.

Acorde con Rosalaura cada año se imparte un curso de 10 días en Italia y en colaboración con la Universidad de Torino, siempre con un tema técnico central, como el desarrollo de la montaña, manejo de cuencas y el impacto del cambio climático.

La Alianza concentra energías también para lograr una vida más llevadera de los pobladores de las montañas, que al decir de Rosalaura el tema más difícil es el aislamiento.

La gente de esas zonas tiene una vida muy dura, los eventos climáticos son extremos, los mercados, hospitales, escuelas, todo está lejos, incluso los suelos de la montaña son los menos fértiles por tanto las producciones agrícolas son por tanto menos abundantes.

Tanta adversidad provoca una elevada migración, los jóvenes quieren vivir en lugares mejores y los padres desean para sus hijos iguales oportunidades a la de los niños de las llanuras.

Puede definirse incluso la existencia de un problema de género en esta zona porque el mayor éxodo ocurre en los hombres.

En muchos países, explica la funcionaria, las mujeres están privadas de derechos civiles tales como pedir un préstamo bancario para hacer una inversión y tampoco tienen acceso a la capacitación.

En síntesis, en las montañas hay una fuerte exclusión social si se compara con la de las capitales y las llanuras.

Rosalaura hizo mención además a una de las direcciones importantes de la Alianza como el desarrollo de los productos originarios, propios de las montañas y regiones, dada la biodiversidad existente en ellas.

En tal sentido se insta a los productores a asociarse, crear cooperativas, trabajar juntos para de esa manera cortando la cadena de intermediarios del mercado y asegurar ganancias mayores por un precio justo de sus productos.

En un plan inmediato está establecer una etiqueta para identificar a los productos de montaña y evitar, como ocurre, se mezclen con otros en el mercado.

Es importante lograr -aseguró- que quienes 'adquieran los productos de las montañas conozcan su procedencia y cualidades, siempre más saludables, más naturales y biológicos porque no utilizan químicos'.

Rosalaura informó que la fase piloto de ese etiquetado se hará en Bolivia, y ofreció detalles sobre los 'contactos entre la Universidad de Sancti Spíritus, e incluso la dirección de Flora y Fauna Silvestre del Ministerio de la Agricultura de Cuba con el Ministerio de Ambiente de Alemania para trabajar en ese sentido. Esfuerzos que son apoyados también por una organización italiana encargada de productos típicos tradicionales.

Para llevar a feliz término estos y otros muchos proyectos la Alianza tiene como fuentes de financiamientos fundamentales al gobierno de Italia y el de Suecia y a la FAO y además, sus propios proyectos de autogestión.

Cuba, un referente para la Alianza 

Cuba es país fundador de esta Alianza y para los países y organizaciones que la integran, el programa integral de desarrollo Plan Turquino-Manatí, el cual se desarrolla desde hace muchos años en esa nación caribeña, es un referente importante.

Rosalaura elogió de manera enfática y reiterada lo que Cuba -la cual ha visitado varias veces- representa para la Alianza.

Todo cuanto Cuba hace, -señaló la funcionaria- anticipándose con creces a todo cuanto hoy nos proponemos, constituye una experiencia muy valiosa para un eficaz desarrollo de la montaña, con elevados componentes económicos, productivo-social y ambiental.

'Por eso durante todos estos años hemos utilizado el programa Turquino Manatí como un buen ejemplo para un manejo integral de la montaña y en el que empoderan a sus pobladores y le confieren un papel líder en su desarrollo', expresó Romeo.

En Cuba, acotó, hay indicadores de salud excelentes y esa asistencia humana llega por igual a los rincones más apartados de las montañas donde también hasta llegan las escuelas y universidades, todo lo cual refleja un modelo de desarrollo digno de imitar, por eso nosotros lo tenemos muy en cuenta.( Por Silvia Martínez Puentes PL)

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