domingo, 28 de agosto de 2011

DESTRUCCIÓN DE LIBIA, UN GRAN NEGOCIO PREMEDITADO.

Por Raciel Pérez Martínez                                                         
Foto INTERNET

La destrucción total de Libia por Europa y Estados Unidos tiene como propósito apoderarse totalmente de petróleo de ese país árabe, liquidar un enemigo de Israel, lograr un mejor dominio estratégico en el mar Mediterráneo y dar una lección a los gobiernos que no siguen sus instrucciones.

Hay que sumarle a esos objetivos de la agresión, la guerra mediática contra el gobierno libio con el propósito de distraer la atención internacional de los acontecimientos que suceden en Europa por la devacle de su economía.

Los indignados de España, los sublevados en barrios de Londres y otras ciudades del Reino Unido, los griegos con sus masivas protestas, demuestran que el Viejo Continente está atravesando por uno de sus peores momentos.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte, punta de lanza militar de Europa y Estados Unidos , con uno de los recursos bélicos más poderosos del planeta, escogieron a Libia, una nación de solo 5 millones de habitantes para descargar su poderío.

El Ejército de Muamar el Kadafi pasa a la historia por su tenaz resistencia contra la OTAN, cuyos cabecillas militares programaron la invasión para solo unos días, pues el pequeño país no disponía de capacidad para resistir.

Seis meses después los invasores no han podido aún, tomar totalmente el territorio libio; ahí está intacta la ciudad de sirte, cuna del líder Muamar el Kadafi, y otras localidades en el desierto.

Para muchos entendidos en política, la problemática libia ahora es que comienza. El pueblo con mayor calidad de vida de todo el continente africano pronto comenzará a notar la diferencia, cuando sienta que todo le será más difícil.


Pronto ese pueblo libio se volcará a las calles pidiendo se cumpla lo prometido, y no tardará en darse cuenta que todo fue una gran demagogia, un gran negocio.

El complejo militar-industrial, las fábricas de armamentos se activaron, lograron grandes ganancias. Pero el negocio premeditado tiene que ver también con la destrucción masiva de la infraestructura libia.

Resulta que los mismos que destruyeron ese país árabe serán los que llevarán allí sus empresas constructoras para que ganen miles de millones de dólares, que pagará el pueblo libio.

Pronto podríamos ver otras guerras similares en el mundo, pues el gran capital no puede existir sin ellas.

Mientras esto sucede, como la destrucción de Libia, el pueblo europeo también es objeto, por parte de sus gobiernos neoliberales, de un masivo saqueo.

Los movimientos sociales en todo el mundo, como la lección dada por estos días en Chile por el estudiantado y el movimiento obrero, y los indignados españoles, son una poderosa fuerza que puede hacer cambiar el injusto sistema imperante en la mayor parte de nuestro planeta.


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