El hierro en los océanos puede ayudar a que el fitoplacton
muerto sedimente el dióxido de carbono, gas causante del efecto
invernadero, difundió la revista Nature.
Investigadores del Instituto Alfred Wegener, de Alemania, depositaron
cinco toneladas de hierro en un remolino del océano Antártico, lo que
hizo prosperar las algas que murieron días más tarde arrastrando con
ellas el dióxido de carbono.
Análisis realizados durante semanas
dentro y fuera del torbellino, antes y después de fertilizarla con
hierro, evidenciaron que la mitad del carbono que absorben las algas en
la superficie quedaba sepultado en el fondo marino cuando morían.
Este estudio asociado con el Experimento de fertilización con hierro
europeo (EIFEX, por sus siglas en inglés) es el primero que ofrece una
respuesta clara a si el carbono vuelve a ser liberado cuando el
fitoplacton muere o por medio de la respiración del zooplacton.
"El carbono orgánico en las algas muertas se filtró y se convirtió en
una masa pegajosa, que a su vez arrastró a otras partículas hasta el
fondo", explicó Alfred Wegener, autor principal del estudio.
De
acuerdo con los científicos, existe un intercambio constante entre la
superficie marina y la atmósfera, por lo que si el carbono llega al
fondo del océano quedará almacenado allí por siglos.
Según Wegener, encontrar el lugar adecuado para este tipo de experimentos no resulta sencillo y además es costoso.
De una docena de experimentos hechos hasta ahora este es el único que
ha mostrado que el carbono queda sedimentado en el fondo del océano.
Los investigadores señalaron que son necesarios más estudios antes de
considerar la fertilización del agua marina con hierro una solución
técnica al cambio climático.
Expertos que no participaron en la investigación señalan que esta no tiene en cuenta su impacto ecológico.(PL) |
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