jueves, 8 de septiembre de 2011

LUCHA POR EL PODER ENTRE REBELDES LIBIOS.






Por Raciel Pérez Martínez


Los rebeldes que dominan casi todo el territorio de Libia y han anunciado con bombo y platillo su victoria contra el gobierno de Muamar el Kadafi, están en Trípoli la capital, y ahora no saben qué hacer.

La destrucción de las ciudades es casi total, no hay infraestructura para comenzar una vida normal, y las contradicciones entre los líderes “vencedores” comienzan a aflorar.

Entre las fuerzas rebeldes existen diversas tendencias que van desde extremistas islámicos, hasta tecnócratas que estudiaron en Estados Unidos y Europa.

El forcejeo político está fracturando la unidad de la autoridad rebelde y se augura serios problemas para la constitución de un gobierno que satisfaga a todos.

Ismail Salabi, comandante de la Brigada 17 de Febrero, crucial en la defensa de la ciudad de Bengasi, arremetió días atrás con dureza contra los dirigentes que llevan ahora las riendas del país, el denominado Comité Ejecutivo.

Precisó el comandante Salabi “que el Gobierno interino encabezado por Mahmud Yibril ya no es necesario porque son restos del antiguo régimen. Deberían dimitir todos, empezando por la cabeza de la pirámide hasta abajo".

Liberales, abogados, tecnócratas, empresarios y exiliados principalmente en Estados Unidos conforman el Ejecutivo que ya trae recelos entre los islámicos, que no tienen presencia en la cúpula, y como es habitual en países árabes, tampoco hay mujeres.

Mientras comienza la otra batalla, la del poder real en Libia, y cuando todavía tres ciudades están bajo control de fuerzas leales a Muamar el Kadafi, contra éste continúa una desenfrenada guerra de desinformación encabezada por la prensa occidental.

Todos estos días grandes titulares de la prensa europea y de Estados Unidos anunciaron la huida o escape del líder libio hacia países vecinos como Argelia, Níger o Burkina Faso.

Que Kadafi se llevó varias toneladas de oro y dinero en efectivo, que un convoy de más de 200 carros le protegieron para escapar por el desierto, y mil suposiciones más, con el premeditado objetivo de desalentar los reductos combativos en Libia, y lograr su rendición.

Pero el propio Kadafi se encargó de desmentir los rumores sobre su huida, al informar por la televisión satelital siria que todo se trata de una guerra psicológica para confundir al pueblo.

El líder libio a través de un mensaje telefónico aseguró encontrarse dentro de Libia, con buen estado de salud, y llamó a sus seguidores a expulsar las “ratas” rebeldes de la nación.

Los cabecillas rebeldes se debaten en una disputa intestina por el poder que puede generar una segunda guerra civil; riñen por un pastel que todavía no está en las manos, pues las fuerzas leales a Kadafi se están organizando para desarrollar una lucha guerrillera.

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