viernes, 30 de diciembre de 2016

El zika y la microcefalia: un dolor de cabeza para Honduras

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Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar al virus del Zika una emergencia sanitaria global hace algunas semanas, en Honduras esa epidemia constituye todavía una amenaza difícil de revertir.

Según la Secretaría de Salud, desde que el 17 de diciembre de 2015 se detectó el primer paciente con la infección transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el país registra más de 30 mil casos de zika, con efectos colaterales que mantienen encendidas las alarmas.

La microcefalia, por ejemplo, es uno de los trastornos neurológicos asociados al virus, que durante el embarazo puede afectar al feto a través de la madre y hacer que el bebé nazca con una cabeza y un cerebro anormalmente pequeños.

Ya a finales de noviembre, un reporte oficial subrayaba que la cifra de bebés con esa malformación se disparó a 102, cuando el promedio de los últimos años apenas frisaba los 30.

Si bien sigue sin confirmarse que todos esos casos estén relacionados con el zika, el viceministro hondureño de Salud Francis Contreras precisó que la mayoría de las madres de los bebés afectados padecieron la enfermedad durante el embarazo.

Y aunque probablemente no se cumpla el peor escenario previsto por las autoridades sanitarias, que pronosticaron hasta 340 casos de microcefalia en 2016, lo cierto es que al final del año se contabilizarán cifras históricas, explicó el funcionario.

Esto último se debe a que 623 embarazadas con zika permanecen bajo vigilancia, pero también a que los centros hospitalarios están reportando más niños con esa malformación, en la medida que los padres los llevan a vacunar por primera vez.

UNA CAJA DE PANDORA 

Aunque el zika fue descubierto inicialmente en África en 1947, en Latinoamérica brotó a principios de 2015 en Brasil y se expandió rápidamente a las naciones vecinas, lo que obligó a la OMS a decretar una emergencia global el pasado 1 de febrero.

A mediados de noviembre, el Comité de Emergencias del organismo decidió que, a pesar de su continua expansión geográfica en más de 75 países y de las lagunas sobre sus efectos, la epidemia ya no requería esa consideración.

'El zika se ha convertido en un problema a largo plazo, de suma importancia, pero que no es urgente. Por eso ya no constituye una emergencia sanitaria', explicó el presidente del comité, David Heymann.

Sin embargo, en el país centroamericano crece cada vez más la preocupación por su incidencia, pues muchos epidemiólogos consideran al virus una suerte de 'caja de Pandora' capaz de desatar diversos trastornos neurológicos de los que todavía se desconocen múltiples detalles.

Entre ellos se incluye la 'microcefalia tardía' que especialistas médicos detectaron recientemente en Brasil en niños a los cuales, después de seis meses de nacer, solo les crecía el cuerpo con normalidad, pero no la cabecita.

Al respecto, el epidemiólogo hondureño Tito Alvarado resaltaba que el síndrome congénito por el virus del Zika no se traduce solo en microcefalia, sino en otras manifestaciones que ameritan tratamiento, como problemas de visión y audición, y afecciones al sistema nervioso central que provocan convulsiones y otros síntomas.

'Tenemos los niños que nacen con microcefalia y otros que en el transcurso del tiempo desarrollan diferentes problemas, que pueden ser neurológicos, de los huesos, entre otros', apuntó el especialista.

La representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Honduras, Ana Treasure, explicó que esa organización recomienda mantener bajo evaluación por un período de tres años a los bebés, cuyas madres contrajeron el zika.

LUCHA CONTRA LA EPIDEMIA 

Ante semejante panorama, el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández creó en agosto un 'equipo especial' para dar un abordaje social y de salud a las familias de niños con microcefalia.

Asimismo, el país decidió apoyar el trabajo para crear una vacuna contra el virus, mediante la participación de varios especialistas médicos en el equipo científico del Instituto de Investigación Pasteur de Francia.

Cabe recordar que el brote del zika trajo aparejado, además de la microcefalia, un aumento significativo de otra afección neurológica como el Síndrome de Guillain-Barré (SGB), con 156 casos reportados y al menos seis fallecidos durante 2016.

Por tal motivo, la ministra hondureña de Salud, Yolany Batres, dijo que el Estado elevó a 212,5 millones de lempiras (9,1 millones de dólares) la inversión para combatir al mosquito Aedes aegypti, que conjuntamente con el zika transmite el dengue y el chikungunya.

Precisó que hasta la fecha se movilizó a 57 mil 309 personas en los diferentes operativos de destrucción de criaderos y fumigaciones, y más de 1,4 millones de viviendas resultaron beneficiadas con el uso de larvicidas y fumigaciones sistemáticas como parte de la campaña antivectorial.

'Los esfuerzos siguen encaminados a que la población mantenga libre de criaderos de zancudos sus casas', enfatizó Batres, al resaltar la dificultad a la hora de combatir una enfermedad, en ocasiones asintomática, que mantiene a Honduras como el país más afectado de Centroamérica.( Por Ariel B. Coya ,corresponsal de Prensa Latina)

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