Por Raciel Pérez Martínez
El mar Caribe se caracteriza por estar sembrado de cientos de islas, en las que viven decenas de millones de habitantes, pero es una paradoja que rodeados de tanta agua, ese vital líquido constituye una máxima preocupación en esta región.
Los ciclones cada vez más intensos, que destruye todo a su paso, incluyendo las fajas protectoras costeras, y el paulatino incremento del nivel del mar, se convierten en una seria amenaza para la vida.
Casi imperceptible, pero con constancia el mar va robando tierras a las de por sí diminutas insulas caribeñas, afectando gravemente el principal rubro económico, como lo es el turismo, al dañarse las paradisíacas y tibias playas.
Pero lo más alarmante es que las fuentes de agua potable, muchas de ellas en zonas costeras, se están contaminando con agua salada, por la subida del mar.
También la extracción desmedida de agua dulce de los mantos freáticos, hace que fluya hacía esos depósitos naturales el agua del mar.
Algo que se ha añadido a la preocupación existente en los países del Caribe, es el incremento de las sequías, cada vez más prolongadas, que empobrecen el manto acuífero, del que depende la población, la industria y demás necesidades económicas.
Ante las severas sequías que han causado estragos en varios países de la región, la mayoría de los gobiernos caribeños han proyectado estrategias para proteger la existencia de agua potable, y se evite su racionamiento como ha sucedido.
En los países caribeños se aprobaron programas destinados a preservas las cuencas hidrográficas, fomentar la forestación, eliminar actividades agrícolas dañinas y el uso de productos químicos, así como limitar el accionar humano en general.
También se lanzaron programas en escuelas y comunidades para crear conciencia sobre la necesidad de conservar el agua, y en los últimos tiempos se trabaja en un enfoque integrado de gestión de recursos hídricos.
Los especialistas en hidrología han advertido que en la mayoría de las naciones caribeñas no se almacena agua lluvia suficiente, y miles de millones de metros cúbicos del vital líquido van a parar al mar.
Un problema adicional en ese sentido, es que el agua de lluvia ni siquiera llega al manto freático, pues se escurre muy rápido, debido a características del suelo y a la cercanía de las costas.
Debido al cambio climático se pronosticó que en el Caribe, y en especial en la porción más oriental, el promedio anual de lluvias podría disminuir entre 30 y 50 por ciento, las temporadas secas serían más severas, lo que acarrearía problemas de suministro.
Poco a poco los gobiernos del Caribe se plantean el concepto de la gestión integrada de recursos hídricos. La población también tiene que tomar conciencia de la necesidad de ahorrar agua para el bien de las generaciones futuras en la región caribeña.
Los ciclones cada vez más intensos, que destruye todo a su paso, incluyendo las fajas protectoras costeras, y el paulatino incremento del nivel del mar, se convierten en una seria amenaza para la vida.
Casi imperceptible, pero con constancia el mar va robando tierras a las de por sí diminutas insulas caribeñas, afectando gravemente el principal rubro económico, como lo es el turismo, al dañarse las paradisíacas y tibias playas.
Pero lo más alarmante es que las fuentes de agua potable, muchas de ellas en zonas costeras, se están contaminando con agua salada, por la subida del mar.
También la extracción desmedida de agua dulce de los mantos freáticos, hace que fluya hacía esos depósitos naturales el agua del mar.
Algo que se ha añadido a la preocupación existente en los países del Caribe, es el incremento de las sequías, cada vez más prolongadas, que empobrecen el manto acuífero, del que depende la población, la industria y demás necesidades económicas.
Ante las severas sequías que han causado estragos en varios países de la región, la mayoría de los gobiernos caribeños han proyectado estrategias para proteger la existencia de agua potable, y se evite su racionamiento como ha sucedido.
En los países caribeños se aprobaron programas destinados a preservas las cuencas hidrográficas, fomentar la forestación, eliminar actividades agrícolas dañinas y el uso de productos químicos, así como limitar el accionar humano en general.
También se lanzaron programas en escuelas y comunidades para crear conciencia sobre la necesidad de conservar el agua, y en los últimos tiempos se trabaja en un enfoque integrado de gestión de recursos hídricos.
Los especialistas en hidrología han advertido que en la mayoría de las naciones caribeñas no se almacena agua lluvia suficiente, y miles de millones de metros cúbicos del vital líquido van a parar al mar.
Un problema adicional en ese sentido, es que el agua de lluvia ni siquiera llega al manto freático, pues se escurre muy rápido, debido a características del suelo y a la cercanía de las costas.
Debido al cambio climático se pronosticó que en el Caribe, y en especial en la porción más oriental, el promedio anual de lluvias podría disminuir entre 30 y 50 por ciento, las temporadas secas serían más severas, lo que acarrearía problemas de suministro.
Poco a poco los gobiernos del Caribe se plantean el concepto de la gestión integrada de recursos hídricos. La población también tiene que tomar conciencia de la necesidad de ahorrar agua para el bien de las generaciones futuras en la región caribeña.
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