Por Raciel Pérez Martínez
Foto INTERNET
Más de diez años de invasión a Afganistán ha incrementado el odio de los habitantes de ese país asiático contra las naciones miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) particularmente hacia Estados Unidos.
Unas veces son los aviones sin pilotos llamados drones los que dejan caer cargas mortíferas y acaban con familias enteras; y otras son daños colaterales que terminan vidas inocentes.
También provocaciones como las realizadas recientemente por soldados estadounidenses al quemar varias copias del libro sagrado de los musulmanes: el Corán, que desató la ira popular y el resultado de varios militares y civiles muertos en las revueltas.
Este domingo se suma a ese odio afgano al agresor, el asesinato de 17 personas civiles mientras dormían en sus casas por la madrugada, localizándose entre las víctimas a nueve niños y tres mujeres.
Según testigos y autoridades afganas un soldado estadounidense abandonó su base y fue de casa en casa en dos poblados, matando a 17 personas e hiriendo a una cantidad superior.
El presidente afgano Hamid Karzai en un comunicado a todo el país dijo que “El asesinato intencional de personas inocentes de parte de un soldado estadounidense es un acto de terror que no se puede perdonar”.
En reiteradas ocasiones el mandatario de Afganistán ha criticado la constante muerte de civiles a manos de los invasores de la OTAN, pero lo cierto es que las tropas invasoras menosprecian la vida de la población de ese país asiático.
Cien mil soldados estadounidenses se mantienen en suelo afgano luego de más de diez años de guerra, tratado de acabar con Al Qaeda, grupo al que se le atribuye la voladura de las torres gemelas en Nueva York, y también contra los talibanes.
Todo indica que el pentágono tiene perdida la guerra en Afganistán. Más de la mitad de ese país es administrado por los talibanes y solo el gobierno central tiene autonomía en la parte céntrica de Kabul, la capital.
Los afganos han planteado que la situación imperante en su país, solo le compete resolverlo a ellos, y cualquier intervención extranjera dilata la llegada de un arreglo entre las partes en conflicto.
Lamentablemente la prensa internacional pronto dará a conocer de nueva matanza de civiles en Afganistán, por parte de tropas de Estados Unidos y la OTAN, pero la Organización de Naciones Unidas como siempre no dice una palabra de condena.
Solo la salida de los invasores posibilitará que se acaben las masacres de civiles inocentes en Afganistán.
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