Por Raciel Pérez Martínez
Foto INTERNET
La compra de tierra en gran escala se convierte en uno de los negocios más prometedores para los monopolios trasnacionales, pues de esa manera controlarán la producción de alimento cada vez más apremiante.
El acaparamiento de tierras sobre todo cultivables, comprende a una extensión de cientos de millones de hectáreas, con particular fuerza en todos los países africanos.
Algunos cálculos establecen que en África se han tramitado compras por una extensión total de 67 millones de hectáreas, equivalente a la superficie conjunta de Italia y Alemania.
De momento las más perjudicadas son las personas que habitan las tierras recién adquiridas por las trasnacionales, pues sufren despojos, expulsiones violentas, encarcelamientos y procesos judiciales.
Generalmente son los nativos los que son echado de sus tierras que son ancestrales, la han cultivado de generación en generación por miles de años y no tienen una documentación que demuestre ser propietario.
Los nuevos dueños provenientes de países desarrollados además de apoderarse de grandes extensiones de tierra, generalmente a bajo precio, realizan acciones de acaparamiento de recursos como el agua, destruyen bosques y alteran cauces en ríos, con todo el daño ecológico que origina.
Si hay un negocio que tiene el futuro garantizado, no es otro que el de la producción de alimentos. Se puede prescindir de todos los objetos que nos rodean y que supuestamente nos hacen la vida mejor, sin embargo alimentarnos diariamente es una obligación.
Son justamente los países subdesarrollados los que dependen en buena medida de las inversiones extranjeras, facilitando la entrada y compra masiva de tierra.
En Kenia, por ejemplo, el Emirato de Catar cultiva frutas y verduras en un área de 40 mil hectáreas, a cambio de lo cual debe construir allí un puerto.
En la República Democrática del Congo una trasnacional está en caminos de establecer la plantación de palma de aceite más grande del mundo, con una extensión cercana a los tres millones de hectáreas.
Paradójicamente la producción de alimentos obtenida en las enormes extensiones de tierra en manos de monopolios en países pobres con millones de hambrientos, va a parar a las naciones ricas donde se vende a buen precio.
La compra masiva de tierra, como negocio lucrativo del presente y del futuro, generará la multiplicación de hambrientos en todo el planeta.
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