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La existencia de la Unión Europea pende de un hilo; si Grecia quiebra y se ve obligada a salir del bloque comunitario será el detonante que hará estallar en cadena a la agrupación de 27 países del Viejo Continente.
Algunos especialistas en temas internacionales ya desde hace algunos años vaticinaron sobre la posibilidad de la desintegración de la Unión Europea, debido a la acumulación de contradicciones irremediables.
Pero para la inmensa mayoría de los estudiosos hasta hace poco tiempo la desaparición del bloque comunitario europeo era algo imposible, sin embargo la tendencia de situaciones agravantes sugiere una posibilidad del desplome europeo a corto o mediano plazo.
Los dos logros más importantes de la Unión Europea, que son la existencia de una moneda común y el libre traslado de personas a través de sus fronteras, están bajo amenaza.
La canciller alemana Angela Merkel dijo que si fracasa la divisa común, el euro, entonces Europa también lo haría. Y expertos señalan que la estabilidad del euro de ninguna manera está asegurada.
Desde la década de 1950, el fortalecimiento de la integración europea ha sido lento y esporádico. En 1951, seis países formaron la Comunidad Europea del Carbón y Acero. En 1957, éstos establecieron la Comunidad Económica Europea.
En 1985, se firmó el Acuerdo de Schengen con la finalidad de abolir revisiones en las fronteras entre países miembros. En el 2002, se realizó sin dificultad el cambio de divisas nacionales al euro; y ahora 17 naciones comparten la moneda.
El pequeño torrente que puede desencadenar la avalancha es Grecia, país con dificultades financieras extremas y que no rebasa aunque se le ha inyectado centenares de miles de millones de euros para rescatarla.
El préstamo a Grecia, realizado por el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional con elevada tasa de interés, y reajustes económicos que no soporta el pueblo, solo ha complicado más la situación en el país helénico
Los propios políticos griegos están divididos en la manera de cómo conducir a la nación en crísis, y prueba de ello es el fracaso de un nuevo gobierno de unidad nacional.
Pronto llegó la amenaza de los líderes de la Unión Europea, quienes aseguraron que suspenderán el nuevo rescate de 130 mil millones de euros, si Grecia no cumple la duras medidas de austeridad.
Eso en la práctica significaría la total bancarrota del estado griego, y de esa manera sellaría el regreso a su moneda nacional, la dracma.
La desintegración de la Unión Europea pasa por Grecia, salvarla de la bancarrota parece imposible pues se ha convertido en un barril sin fondo.
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