Por Raciel Pérez Martínez
Foto INTERNET
Cuando hoy la humanidad festeja el Día Internacional de la Infancia más de 600 millones de niños ven amenazadas sus vidas por diferentes causas, entre las que se destacan el hambre, las enfermedades, el trabajo y los conflictos bélicos.
Las cifras aportadas por agencias que trabajan en favor de la niñez son escalofriantes, pues los menores son el sector humano más indefenso ante crisis globales, cambios climáticos y eventos naturales de envergadura.
Cada minuto mueren decenas de niños víctimas de la desnutrición extrema, del hambre crónica que siempre padecieron, y de enfermedades simples fácilmente curable.
En países, principalmente del llamado Tercer Mundo- aunque también en los denominados ricos- 250 millones de niños entre cinco y 14 años son duramente explotados en trabajos que los destruye física y psicológicamente.
Otros 130 millones de infantes no reciben educación y otros seis millones padecen lesiones limitantes causadas por las guerras o conflictos armados.
Pero en la guerra convencional los niños, además de sufrir sus efectos como ente pasivo, también lo hacen como soldado. Hoy
unos trescientos mil niños menores de 18 años sirven como combatientes y luchan en casi el 75 por ciento de los conflictos mundiales.
También por falta de educación y la ausencia de programas oficiales, cada día casi nueve mil adolescentes se contagian con el SIDA.
Cuando valoramos el subdesarrollo, que implica hambre, miseria, incultura y otros males sociales heredados de políticas genocidas y que mata más de 27 mil niños cada 24 horas, nos percatamos que esta es la guerra más cruenta que se libra hoy en el planeta.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF); la prostitución y la pornografía infantil, los llamados niños de la calle y el tráfico de órganos extraídos a muchachos menores de edad engañados o secuestrados y luego asesinados, rebasa con creces las peores y más espeluznantes experiencias.
El potencial productivo, la producción de alimento actual, permitiría que cada ser humano estuviera bien alimentado, en primer lugar los niños, pero el desigual sistema económico, político y social implantado en la mayoría de los países genera la actual tragedia del planeta.
Desde 1982 la humanidad celebra el Primero de Junio como Día de la Infancia, aunque en honor a la verdad a ella debemos bríndale toda la dedicación del mundo los 365 días del año, pues es el relevo constante de nuestra especie.
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