martes, 15 de marzo de 2011

EL DOBLE RASERO DE OCCIDENTE

Por Raciel Pérez Martínez



El doble rasero político de las potencias occidentales se está viendo muy claro en estos momentos en Libia y en Bahréin.

Al gobierno libio que encabeza Muammar el Gaddafi lo han satanizado. Lo quieren destruir apoyando a los sublevados con el único propósito de agenciarse una estructura política que le asegure el abundante petróleo existente en ese país árabe.

Insisten los enemigos del líder libio que éste no ejercita la democracia imperante en occidente, y que sus 42 años en el poder es demasiado tiempo, por lo que es necesaria su salida.

Haciéndole el juego a la élite capitalista están organizaciones como las Naciones Unidas, el Consejo de Derechos Humanos, la Liga Árabe y otras que han dado luz verde a la creación de una zona de exclusión aérea, antesala de la invasión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

La salida en masa de personas de Libia supuestamente huyendo de Gaddafi, no es más que pura manipulación mediática y política, pues se tratan de trabajadores extranjeros, sobre todo especialistas de distintas ramas del petróleo, que fueron conminados por sus respectivos gobiernos a que abandonaran el territorio libio.

Existe una gran amenaza de intervención extranjera en Libia para apoyar a los rebeldes, y se trabaja para suminístrale a estos armamentos modernos para derrocar al gobernante Gaddafi.

Vamos a la otra cara de la misma moneda. Es decir Bahréin. En esta nación también árabe el pueblo se ha sublevado desde hace varias semanas, incluso antes que en Libia.

El pueblo bahrení reclama libertad, democracia, mejores condiciones de vida y la salida del poder de la monarquía sunita, que tiene más de 200 años en el poder. La inmensa mayoría de la población es chiitas en ese estado.
Este martes tropas extranjeras sobre todo de Arabia Saudita y de Emiratos Árabes Unidos entraron a Bahréin no para apoyar a los sublevados-como quieren hacer en Libia- sino para apoyar a la bicentenaria monarquía, y aplastar las aspiraciones populares.

En el plano político tampoco se le ocurre imponer sanciones contra el rey Hamad Ibs Al Khalifah y demás miembros de su familia monárquica. Las Naciones Unidas, el Consejo de Derechos Humanos y la Liga Árabe se hacen de la vista gorda.

Mientras existe ese rejuego político, sigue la represión, se reportan más muertos civiles pero el empuje popular no se detiene y el rey de Bahréin se vio obligado a decretar el estado de emergencia.

Como para que no haya dudas, en estos momentos está expuesto el doble rasero político de occidente, ahí están Libia y Bahréin.

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