jueves, 10 de marzo de 2011

EL PUEBLO LIBIO DEBE RESOLVER SU CONFLICTO INTERNO SIN INJERENCIA EXTRANJERA.


Por Raciel Pérez Martínez

La República Socialista Árabe de Libia tiene una superficie de más millón y medio de kilómetros cuadrados, de la cual el 95 por ciento es desierto, pero si bien la naturaleza ha sido cruel en este sentido, en otro es sumamente bondadosa pues debajo de esos infinitos arenales hay un mar de petróleo de excelente calidad.

Precisamente esa es la única causa de la injerencia de Estados Unidos, y la guerrerita Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), bajo el disfraz de socorrer a la supuesta “bombardeada población libia”.

Todos conocemos que estos mismos actores son los que bombardean en masa a la población civil de Afganistán, y los miles de muertos incluidos gran cantidad de niños, son reportados como daños colaterales.

Los medios de prensa occidentales, hace varios días vaticinaban que al gobierno de Gadafi le quedaban solo horas por el empuje de los rebeldes.

Pero ha quedado demostrado en el terreno que estaba puesto en escena una gran mentira, fabricada intencionalmente para confundir a la opinión pública internacional.

El ejército gubernamental mantiene a Trípoli, la capital, donde vive la tercera parte de la población de Libia que ya realiza una vida normal con aperturas de comercios y escuelas.

Las tropas leales a Gadafi ya lanzaron una ofensiva general y están rescatando varias ciudades que estaban en poder rebelde. Cada localidad liberada constituye festejo para el pueblo.

La Estados Unidos, la OTAN y sus acólitos al comprender que Muamar el Gadafi tiene arraigo popular, y que según sus especialistas militares los rebeldes pueden ser derrotados, se apresuran en dividir a Libia.

En posición geográfica opuesta a Trípoli, hacia el este, está la ciudad de Bengasi donde los rebeldes constituyeron un gobierno provisional, que ya reconoció el gobierno de Francia, como único representante del pueblo libio.

Es precisamente esa parte del país la que posee los inmensos yacimientos de gas y petróleo, y por eso las grandes potencias occidentales abogan por partir en dos a Libia.

Ya esa táctica fue ensayada con éxito en 2008, cuando la provincia yugoslava se autoproclamó independiente con el nombre de República de Kosovo, con un mínimo reconocimiento internacional, que incluía el de Estados Unidos.

La entrada de fuerzas interventoras tiene también como misión especial lograr la formación de un nuevo gobierno dócil a los intereses de Europa y Estados Unidos, pues temen que surja un gobierno nacionalista que expulse a las actuales trasnacionales radicadas en Libia.

El pueblo libio es el único que tiene que resolver la situación interna que se ha dado. La entrada de potencias extranjeras complicará aún más la llegada de la paz.

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