domingo, 20 de marzo de 2011

NUEVA GUERRA DE RAPIÑA, ESTA VEZ POR EL PETROLEO LIBIO

Por Raciel Pérez Martínez

Una nueva guerra de rapiña comenzó el fin de semana último, esta vez contra el gobierno libio, con el objetivo que todo el mundo conoce: apoderarse del petróleo.

Las principales metrópolis coloniales, junto al imperio, se aliaron como siempre para mantener su supremacía mundial a costa de las riquezas existentes en cualquier zona del planeta.

Las primeras andanadas de decenas de aviones desmintieron el supuesto motivo del ataque a Libia de proteger la población civil, pues los buitres metálicos descargaron sus mortíferas cargas sobre zonas residenciales, con un saldo de decenas de muertes.

También cientos de misiles lanzados desde el mar han dañado seriamente las instalaciones civiles, y amenazan la integridad de la población que es la principal víctima.

No es casual que a esta hora miles de libios estén concentrados en dos zonas de Trípoli en repudio a los bombardeos de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y otros países.

A riesgo de ser ultimados por los misiles, en Tripoli los libios en masa se han volcado hacia la Plaza Verde, y alrededor del Palacio Presidencial para proteger a Myanmar Al Gaddafi y su gobierno del ataque imperial.

En estos momentos alrededor de un millón de libios están recibiendo fusiles AK-47 y demás tipo de armamentos para defender la patria, la independencia, la unidad y el honor ante el invasor.

La dirigencia libia significó que la cruzada colonial, encabezada por Estados Unidos no puede resistir mucho tiempo esa invasión, sin embargo el pueblo libio está preparado para una larga guerra. Una lucha de resistencia.

Al Gaddafi en un discurso televisivo para toda la nación realizado este domingo, recordó que Estados Unidos no pudo ganar la guerra en Viet Nam, ni en Irak ni Afganistán, y será derrotado también en Libia.

Según el máximo dirigente de este país, la bautizada por Occidente como "Operación Odisea al Amanecer" convirtió al Mediterráneo y el norte de África en una "zona de guerra", por lo que declaró "los intereses de los países agresores en peligro desde ahora".

Las guerras se saben cuando comienzan pero nunca cuando terminan. El pueblo libio puede dar una buena lección al agresor.

No podemos despedirnos sin comentar también las elecciones por la presidencia en Haití, en segunda vuelta, realizadas este domingo, con los aspirantes Mirlande Manigat, de 71 años de edad, perteneciente a la clase media y Michel Martelly, cantante de 50 años de edad, capaz de quitarse los pantalones en sus actuaciones.

Los resultados oficiales se conocerán el próximo mes de abril, pero ninguno de los dos podrá encaminar a esa destruida nación hacia la prosperidad, hacia el desarrollo económico y social. Sin embargo el hombre querido y capaz de hacer por Haití se llama Jean-Bertrand Aristide.

En medio de este gran desorden mundial, está ahí Japón, víctima de un súper terremoto, y que ya en las últimas horas contó más de 20 mil muertos.

La especie humana tiene la obligación de unirse en una gran nación para sobrevivir a los enormes riesgos actuales y por venir, pero los principales líderes mundiales hacen todo lo contrario.

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