martes, 15 de noviembre de 2011

LOS NIÑOS,VICTIMAS PRINCIPALES DEL HAMBRE EN SOMALIA.





Por Raciel Pérez Martínez

Foto Internet



Hablar del hambre existente en Somalia es como llover sobre lo mojado, pero el asunto es tan escalofriante, triste, y doloroso que es necesario seguir hablando sobre el tema.

Somalia, nación ubicada en el llamado cuerno africano, se ha convertido en los últimos años en uno de los estados fallidos del globo terráqueo, donde la población ha quedado a la desbandada, tratando de salvarse como pueda.

Grandes sequías agravadas por el terreno semidesértico, rivalidades políticas, tribalismo, saqueo internacional, y la falta de un gobierno central han convertido al territorio somalí en un verdadero infierno.

Pueblos enteros tratan de escapar hacia países vecinos un poco mejor en las condiciones de vida, pero muchos encuentran la muerte por desnutrición y enfermedades al intentar atravesar grandes desiertos durante semanas.

Pero como si ese sufrimiento fuera poco, grupos armados controlan regiones, en las que tratan de evitar la estampida social, y sobre todo prohíben la ayuda internacional, particularmente las provenientes de potencias occidentales.

Los números solo dan una pálida imagen de la catastrófica situación somalí, pues el sufrimiento no es matemático. En los últimos meses decenas de miles de personas han muerto en los triíllos del desierto, cuando las fuerzas le han fallado por falta de alimento y agua.

La mayoría de esas víctimas son niños menores de cinco años, pero otros cuatro millones están también amenazados de muerte en este mismo instante, sino llega demasiado tarde la ayuda prometida por muchas naciones ricas.

La prensa internacional recoge historias familiares espeluznantes. Imán Abdi Nuno, de 60 años, dejó su hogar en Buale y caminó junto a su familia durante 11 días para alcanzar Mogadiscio, la capital somalí pero cuatro de sus diez hijos, dos niños y dos niñas, murieron por el camino, otra de las niñas murió horas después de llegar.

Una de las hijas supervivientes de Abdi perdió la vista. Este dramatismo se repite por miles, con versiones diferentes pero llenas de dolor e impotencia.

La ayuda internacional ha paliado en cierta medida la situación de emergencia pero no está siendo suficiente. Gran parte del dinero existe, el problema es cómo hacer llegar la ayuda a los hambrientos diseminados por el desierto.

En realidad, la situación somalí es extremadamente difícil y compleja. Con la ayuda internacional efectiva, mancomunada en coordinación con las diversas fuerzas políticas internas en Somalia, se puede parar la aniquilación de ese sufrido pueblo.

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