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Por:Raciel Pérez Martínez
Las decenas de miles de especies vivientes desaparecidas de la tierra se debieron a diferentes condicionantes externas, por lo que el hombre sería la única que se autodestruiría, y existen todas las circunstancias para que suceda.
Desde el origen de la humanidad hasta muy reciente no existió peligro alguno global, para que los habitantes del planeta tierra desapareciéramos de un golpe.
Los eventos naturales, por muy peligros e intensos, solo afectan una porción relativamente pequeña, e incluso las guerras, aunque con un poder destructivo creciente, solo han involucrado una porción limitada de la población.
El surgimiento del arma atómica creo una nueva mentalidad por su poder de exterminio, superando a cuantos conocidos existían.
Varios países poseen arsenales nucleares, con capacidad para destruir miles de veces a casi todas las especies vivientes, lo que les ha dado una superioridad, no por el desarrollo intelectual o moral sino por el poder de matar masivamente.
Potencias atómicas frecuentemente están involucradas en conflictos, inclusos bélicos, que pueden generar en una guerra nuclear, de la que nadie escapa por sus efectos directos o secundarios, fatales para la existencia de la vida.
En 1815 la erupción del volcán Tambora en Indonesia produjo un descenso de un grado centígrado en todo el planeta, debido a la proyección de ceniza volcánica a la atmósfera. Los fríos durante el siguiente año dieron en Europa y Estados Unidos el nombre de año sin verano.
En caso de un invierno nuclear la temperatura global baja de manera drástica en días, ocasionando un desastre ecológico fatal.
Esto es debido a que las negras cenizas microscópicas producidas, los incendios y detonaciones se situarían en la alta atmósfera, libres de la lluvia o corrientes, que irían cayendo de manera muy lenta.
La oscuridad lo envolvería todo, haría descender la temperatura e impediría la fotosíntesis de las plantas, y por tanto la base alimenticia de nuestra especie.
El Sol es el motor físico-químico que mueve y da dinamismo al planeta, ya que por su calor se produce al ciclo de agua, las corrientes atmosféricas y la temperatura necesaria para la vida.
Todas las especies dependemos de los servicios que nos da el planeta a través del Sol: agua potable renovable, composición de la atmósfera, renovación de los nutrientes, eliminación de residuos, generación y conservación de los suelos.
Una guerra nuclear provocará una congelación total del planeta, sumido en la oscuridad, y con ello la paralización y finalmente el exterminio de la especie humana, originado por la superioridad de la avaricia sobre la inteligencia de determinados hombres que rigen el destino del planeta.
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