domingo, 16 de enero de 2011

DIVIDEN EL GRAN SUDAN


Por Raciel Pérez Martínez
 Fotos INTERNET


La división de Sudán es un largo y codiciado sueño de las potencias capitalistas, particularmente de los monopolios estadounidenses, con el especial objetivo de saquear las inmensas riquezas de esa nación africana, particularmente el petróleo concentrado en el sur.

Los nuevos colonialistas lo planificaron todo con alta precisión, para lograr adueñarse del enorme botín. Exacerbaron los conflictos étnicos y religiosos hasta lograr una guerra secesionista.

Ese conflicto entre el norte con predominio de la cultura árabe y el sur negro, se prolongó por décadas, con el saldo de más de millón y medio de muertos directamente por la guerra y sus secuelas como el hambre, así como la destrucción total de infraestructura.

Acuerdos internacionales, favorecidos por Washington llevaron la pacificación de las partes, con el objetivo de que la población del sur decidiera su destino a través de un referéndum, que le da la posibilidad de su independencia del norte.

El barraje mediático de occidente contra el actual gobierno del presidente Omar Al Bashair, y el cansancio de la guerra de la población del sur augura que ésta en su inmensa mayoría es partidaria de la división del mayor país africano con más de dos y medio millones de kilómetros cuadrados.

¿Cómo sería el sur independiente? Es una pregunta interesante que muchos observadores internacionales se preguntan.

Es claro que la más joven nación africana se convertiría en un importante enclave de occidente para socavar y hasta eliminar todo gobierno que se le atraviese en sus planes de dominación.

El petróleo es el centro de varias guerras y la división de Sudán tiene el mismo recurso como manzana de la discordia, que se disfraza muy bien con otros motivos bien concebidos.

Ya de antemano existe un gran problema para las trasnacionales petroleras que se afilan los dientes, y es que el territorio sudanés del sur no tiene salida al mar, y todo intento de sacar ese recurso tiene que ser por el Sudan del repudiado por Washington y otras potencias, presidente Omar Al Bashair.

El gobierno central de Jartum no hizo campaña ante los sureños para intentar convencerles de que votasen a favor de mantener la unión de Sudán.

Esta nación está constituida por un norte de 32 millones de habitantes, musulmanes y en gran parte árabes, y un sur de unos nueve millones, principalmente negros cristianos.

Los resultados preliminares del referéndum iniciado el pasado 9 de enero y concluidos este domingo, podrían conocerse en los próximos días, y los definitivos se esperan para la primera mitad de febrero.

Pero para la población, los analistas y los observadores, el triunfo de la secesión no deja lugar a dudas. Así que estamos a las puertas del la destrucción del gran Sudán, que batalló por décadas para mantener su unidad.

La creencia inculcada a la población del sur de que la división del Sudán traerá la ansiada paz, se desmoronará pronto cuando surja allí un gobierno prooccidental, que rápidamente entrará en beligerancia con el gobierno del Sudán del Norte.

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