jueves, 24 de febrero de 2011

UNA VICTIMA LLAMADA LIBIA



Por Raciel Pérez Martínez.

Foto INTERNET

La existencia en un país de abundantes reservas de petróleo es muy beneficiosa pero al mismo tiempo se convierte en un peligro para su seguridad nacional, como viene ocurriendo desde hace algún tiempo.

Recordemos que esa es la verdadera causa de la invasión estadounidense a Irak, a Afganistán, y de las amenazas a Irán, a Venezuela.

Desde hace varias semanas en el norte de África, en el mundo árabe, varios países se han visto envueltos en rebeliones populares, que en el caso de Egipto y Túnez provocaron la caída de sus respectivos gobiernos.

En Baréin, Yemen, Túnez, Egipto y Marruecos ha habido fuertes enfrentamientos de las fuerzas policiales e incluso el ejército con los manifestantes, ocasionando numerosos civiles muertos.

Ni Estados Unidos, la Organización de Naciones Unidas, la Unión Europea les importó mucho esas muertes. Pero en el caso de Libia le han dado una importancia extrema.

¿Por qué ese accionar de las principales economías del capitalismo? En Libia hay mucho petróleo; y es la única experiencia de un socialismo musulmán autóctono.

Existe contra Libia una férrea campaña muy bien estructurada en la que intervienen muchos factores, con el único objetivo de destruir esa revolución, y dar paso a un gobierno pro-occidental.

La diplomacia de occidente mueve todos sus hilos, apoyada por los servicios de inteligencia y la gran prensa, para crear las condiciones que hagan creíble la necesidad de invadir a Libia con fines humanitarios.

Con esa claridad meridiana, el líder revolucionario cubano, Fidel Castro, advirtió esa posibilidad de invasión a Libia, en sus reflexiones del martes 22 de febrero. Y como se desarrollan los acontecimientos todo apunta a que la OTAN intentará adueñarse de ese petrolero país africano.

Libia es un extenso país árabe del norte de África, con una superficie de un millón 759 mil 540 kilómetros cuadrados y una población cercana a los seis millones y medio de habitantes, que obtuvo su independencia en 1951, cuando se liberó de Italia.

El dominio de Italia sobre Libia duró desde 1912, cuando la invadió, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Tras el fin de la guerra, el Rey libio Idris Primero proclamó la Independencia el 24 de diciembre de 1951, y continuó gobernando al país hasta 1969, cuando fue depuesto por un golpe militar que lideró Muammar Al Gaddafi, su actual líder.

Ocho años después, el 2 de marzo de 1977, Gaddafi proclamó la Yamahiriyya (Estado de masas) Árabe Libia Popular y Socialista, sistema político en el cual el pueblo ejerce el gobierno en forma directa, en lo que ha denominado Poder Popular.

La base de este sistema, la Yamahiriyya, es la “tercera teoría universal”, que Gaddafi define como un "socialismo natural" y que tiene como referentes las ideas de Ernesto "Che" Guevara y del líder egipcio Gamal Abdel Nasser.

Esta tercera teoría universal, alternativa al capitalismo, niega la democracia liberal burguesa, y se sustenta en el “nacionalismo árabe”, en el “estado de bienestar”, en la “democracia directa”, y en un código moral islámico que, entre otras cosas, prohíbe los juegos de azar y las bebidas alcohólicas.

La reacción internacional está desde hace muchos años tratando de minar la revolución Libia, y ahora cree que ha llegado el momento propicio para darle el zarpazo final.

Una parte importante del pueblo no se ha dejado confundir y está defendiendo en las calles a su líder Muammar Al Gaddafi.

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