domingo, 18 de diciembre de 2011

EGIPCIOS CONTINÚAN SU LUCHA




Por Raciel Pérez Martínez
Fotos Internet


El pueblo egipcio no está dispuesto a que le priven de un gobierno que responda a sus intereses nacionales, objetivo por el que llevan casi un año luchando en las calles, y que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak, aliado incondicional de Estados Unidos.

Los egipcios esperaban que con la destitución y apresamiento de Mubarak, asumiera el poder una junta civil que convocaría lo más pronto posible a elecciones generales, de la que saldría un representante del verdadero pueblo.

Pero la vida demostró otra cosa. Quedó intacta la maquinaria política y represiva del régimen anterior y las masas desposeídas, que son la inmensa mayoría de los 80 millones de habitantes del país de los faraones, siguen en una situación desesperada sin esperanza de cambio.

Ante una cruda realidad, a los egipcios no le ha quedado más remedio que volcarse de nuevo a las calles con el mismo ímpetu que lo hicieron contra Mubarak.

La reacción de los gendarmes es la misma de siempre, atacar al pueblo con bombas y balas reales, lo que en los últimos días ha generado decenas de muertos, casi quinientos heridos y centenares de detenidos.

El pueblo egipcio enardecido, dolido por sentirse engañado, frustrado en sus intentos por tener un gobierno que responda a los intereses nacionales, también ha realizado más de diez ataques al gasoducto que nutre a Israel de combustible, por cierto vendido a muy bajo precio.

En las recientes jornadas de lucha de los egipcios, sobre todo en la simbólica Plaza Tahir, de El Cairo, los militares desalojaron a sangre y fuego a miles de personas, e incluso prendieron fuego a todas las casas de campaña levantadas en el lugar.

Pero los manifestantes se reagruparon, y tomaron nuevamente la Plaza, que en estos momentos se encuentra en calma, pero bajo la amenaza de una nueva intervención policial apoyada por el ejército.

Los manifestantes han desplegado una gran pancarta con el lema "El pueblo quiere un Consejo Civil", parafraseando la famosa consigna revolucionaria "El pueblo quiere la caída del régimen".

La corrupción y las desigualdades económicas son uno de los principales motivos de la protesta, porque según estudios realizados en Egipto hay una pobreza extrema.

Por ejemplo miles de personas viven en los cementerios, que le sirven de abrigo, y allí al lado de las tumbas y mausoleos improvisan su estancia, cocinan cuando pueden, y duermen.

Todo apunta a que el pueblo egipcio, cansado de ser explotado por una camarilla en el poder, luchará hasta lo imposible para lograr un gobierno que responsa a los intereses de los ciudadanos.



Pobreza en Egipto

Los cementerios se han convertido en refugio de los pobres egipcios. Por ejemplo, en el cementerio de El Cairo miles de personas viven allí, como esta mujer que cocina en unos de sus mausoleos.

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