martes, 6 de diciembre de 2011

EL ISLAMISMO, GRAN GANADOR EN LAS REVUELTAS ÁRABES

Por Raciel Pérez Martínez
Foto Internet


La estrategia de Occidente contra el Islamismo se ha derrumbado al ser esa religión la gran ganadora en las rebeliones populares árabes.

No bastó la descomunal propaganda de las principales potencias capitalistas contra el Islam, al que han asociado con el terrorismo, para que la población lo apoyara y llevara a posiciones políticas estratégicas.

En Tunes, por donde comenzaron los disturbios populares contra el poder corrupto, se ha apostado por el islamismo al igual que en Egipto. Lo que elimina de hecho el tipo de democracia al estilo occidental.

La Sharia, basada en los preceptos islámicos, es la ley fundamental de estas naciones, que la aplican en diferentes matices. Desde un fundamentalismo islámico extremista hasta el moderado, pero siempre rompiendo los cánones imperantes en Europa y una parte importante del mundo capitalista.

Estos movimientos populares registrados en el norte de África se caracterizaron por ser heterogéneos desde el punto de vista de tendencias políticas, pero la corriente islámica era la más atractiva para la mayoría de la población árabe.

En Egipto los Hermanos Musulmanes durante el régimen de Hosnik Mubarak se mantuvieron a la sombra pero muy bien organizados, esperando el momento oportuno para asirse del poder político, y todas las encuestas indican que su momento ha llegado, solo hay que esperar las elecciones.

Otro ejemplo, es el caso Libio. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el brazo militar de Europa y de otras naciones capitalistas, invadió al territorio de Libia, destruyó al país y asesinó a Muamar el Gadafi con la intención de imponer un modelo político occidental.

Sin embargo, todo apunta a que el nuevo gobierno libio también será musulmán, teniendo como única ley lo que regula la Sharia, bastante diferente a lo estipulado por las leyes descendiente del derecho romano y sajón.

Las grandes masas populares de los países árabes que se han rebelado contra el poder, lo hicieron por la enorme injusticia que se cometía, violándose la inmensa mayoría de sus derechos ciudadanos.

Los gobernantes amasaron enormes fortunas, con privilegios excepcionales, de espalda a las apremiantes necesidades del pueblo que cada día se hundía más en la pobreza.

Por eso no es de extrañar la mirada del pueblo árabe hacia el Islamismo como una alternativa a los gobiernos pro-occidentales, que a cambio de su comportamiento sumiso, recibían de regalo cada año miles de millones de dólares.

Las democracias representativas no van a ser el modelo a elegir por el pueblo árabe en Tunes, Egipto, Libia y otros. En contra de todos los planes de Occidente, el Islamismo se impondrá como el gran vencedor de las revueltas en el norte de África.

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