La permacultura es un concepto novedoso a través del cual se desarrollan las habilidades, creatividad y empeño de las personas para recuperar el medio ambiente afectado, y lo reproducen lo más originalmente posible.
Esa técnica promueve el uso equilibrado del entorno que en tanto suministra en abundancia lo necesario para la vida del hombre, puede ser conservado con el tratamiento permanente y sostenible y así mismo cíclicamente continuará abasteciendo.
Como tal la Permacultura defiende la determinación de proteger la naturaleza con el uso de productos y técnicas naturales.
Según el sitio digital Cubasolar, la permacultura surgió a finales de la década del 70 del pasado siglo y es una respuesta positiva a la crisis ambiental y social que estamos viviendo.
Indicó la fuente que sus creadores, los australianos Bill Mollison y David Holmgren, creían en la posibilidad y necesidad de recuperar las áreas contaminadas y degradadas, además de conservar los ecosistemas naturales.
Con este propósito reensamblaron viejas visiones, tecnologías y saberes científicos modernos, además del conocimiento de
plantas, animales y prácticas sociales de los ancestros, de aquellas culturas que lograron con éxito la sustentabilidad y una vida plena y feliz, notificó la página web.
Por ejemplo en Cienfuegos esta técnica agrícola se aplica en la comunidad el Jobero, en el municipio de Cumanayagua.
Allí el grupo Teatro de los Elementos revierte los daños al medio ambiente a través de esa técnica criolla, para recuperar y aprovechar con eficiencia el entorno natural y social de la comunidad cultural donde están enclavados.
Jansel García Ruiz, promotor cultural del grupo Teatro de los Elementos, explicó a la ACN que promueven la permacultura en talleres y encuentros con los niños de la escuela rural Ricardo Díaz, de ese asentamiento.
En la comunidad artística recuperan materiales desechables y los usan a favor de la colectividad, con ese objetivo emplean las cocinas eficientes de biogás de manera segura, así sustituyen las rústicas y evitan la contaminación, argumentó.
Agregó que construyeron baños secos para aprovechar las excretas como materia orgánica y la orina como fertilizante para los cultivos de autoconsumo de la agrupación y de los pobladores del Jobero.
En el futuro también dispondrán los recursos para obtener abono ecológico a través de la lombricultura y el compost, señaló.
Para abastecerse del líquido vital construyeron un pequeño sistema con cuatro micropresas y obtienen el agua de esos embalses, usando bombas manuales y dos molinos de viento, declaró.
Tras la Casa de la Memoria de la comunidad cultural El Jobero, en el patio, instalaron una pequeña muestra de un sistema de Permacultura criolla donde cultivaron plantas curativas y las ornamentales que son utilizadas como barreras vivas o naturales.
Estas plantas crecen en trastes viejos como zapatos, tenis, inodoros, gomas de carro, botellas, pomos plásticos y muchos otros desechos convertidos en ornamentos.
También exponen una representación de un ciclo de vida que puede elaborarse a gran escala y consiste en un neumático con agua donde conviven las larvas de mosquitos, peces y plantas acuáticas, sustentándose cíclicamente.
Añadió García Ruiz que al observar la pérdida de las prácticas del cultivo de plantas medicinales en la comunidad, realizaron el trabajo cultural para rescatar la farmacopea popular.
Dentro de las 33 hectáreas donde está ubicado el grupo existen más de 200 plantas medicinales, frutales y maderables con fines curativos, explicó el promotor.
También construyeron un vivero con más de 50 especies de plantas medicinales con las que brindan infusión a visitantes y espectadores, desde donde realizan además el trabajo cultural comunitario con los niños, señaló.
José Oriol González, director del grupo Teatro de los Elementos,
declaró que para la aplicación de las técnicas de Permacultura
cuentan con el apoyo de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre, hoy nombrada Antonio Núñez Jiménez.
Allí trabajan hacia una cultura de la naturaleza al ejecutar el
proyecto de conservación y recuperación ambiental con un sistema de diseño agrícola y social basado en las características del ecosistema natural de El Jobero y los pobladores de esta comunidad, dijo.
La comunidad cultural beneficia a los pobladores con las producciones agrícolas y la educación ambientalista difundida a través de los proyectos culturales, apuntó González.
Xiomara Rodríguez Pérez ACN
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