domingo, 31 de diciembre de 2017

Se reducen las posibilidades de encontrar vida en “los siete planetas similares a la Tierra”

La estrella alrededor de la cual orbitan los siete planetas tiene una luz 2.000 veces más tenue que la de nuestro Sol. Foto: NASA.

La estrella alrededor de la cual orbitan los siete planetas tiene una luz 2.000 veces más tenue que la de nuestro Sol. Foto: NASA.
Después de la euforia, el desencanto. El pasado mes de febrero la NASA hacía un sensacional anuncio: había descubierto un sistema de siete planetas rocosos de tamaño similar a la Tierra orbitando a una sola estrella, la TRAPPIST-1. Esta enana roja –astro ultrafrío un poco más pequeño que Júpiter– está solo a 39 años luz de nuestro planeta. Y además, por si fuera poco, sus mundos (sobre todo los tres más cercanos a la estrella) podrían albergar agua en estado líquido, condición ineludible para que se desarrolle la vida tal y como la conocemos. “Hoy por hoy, este sistema extrasolar es nuestra mejor apuesta”, llegó a decir Brice-Olivier Demory, uno de los autores del hallazgo. Los ojos de los exobiólogos debían apuntar allí.
Pero dos estudios independientes, publicados en las revistas International Journal of Astrobiology y Astrophysical Journal Letters, acaban de echar un jarro de agua fría sobre las esperanzas de encontrar algún rastro de vida extraterrestre junto a TRAPPIST-1. Ambos equipos han detectado varios factores imposibilitarían el surgimiento de la biología incluso en los tres mundos situados en la “zona habitable”.

Castigados por la radiación ultravioleta

Infografía: Pictoline.
Infografía: Pictoline.
Como indica el primero de los trabajos, que han llevado a cabo científicos del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA), el principal problema radica en que al ser una estrella pequeña y fría, su zona templada está peligrosamente cerca de ella. El planeta más alejado se encuentra a únicamente nueve millones de kilómetros; en comparación, Mercurio, que es el más próximo al Sol, orbita a 58 millones de kilómetros. Esto supone una excesiva exposición de los siete exomundos a la radiación de TRAPPIST-1, algo, en principio, incompatible con la vida. Según los modelos computacionales que han confeccionado los astrónomos, reciben una tasa de rayos ultravioletas (UV) muy superior a la que llega a la Tierra, y no habrían podido desarrollar por ello ningún tipo de atmósfera.
El segundo estudio, realizado por astrónomos del CfA y la Universidad de Massachusetts en Lowell, hacen hincapié en esa ausencia de capa gaseosa. Los expertos examinaron los efectos de los vientos solares, cuyas partículas estarían castigando a los siete exoplanetas a magnitudes entre mil y 100 mil veces superiores de las que sufre la Tierra. Y además, debido la cercanía entre TRAPPIST-1 y los mundos que le orbitan, sus campos magnéticos estarían fusionados, por lo que no cuentan con protección.
“El campo magnético de nuestro planeta actúa como un escudo contra los efectos potencialmente perjudiciales del viento solar”, explica Cecilia Garraffo. “Si la Tierra estuviera mucho más cerca del Sol y sometida al ataque de partículas como las de la estrella TRAPPIST-1, nuestro escudo planetario fallaría”.
Los investigadores se temen que estos escenarios hostiles a la vida se repitan en los exoplanetas de otras enanas rojas, como Próxima-b, que está a apenas 4,3 años luz de la Tierra y ha suscitado también el interés de la comunidad científica. Se da la circunstancia que las enanas rojas son los astros más frecuentes del sistema solar.
De todos modos, y pese a las malas perspectivas, los astrónomos aseguran que seguirán buscando huellas de biología extraterrestre en el sistema TRAPPIST-1.

Referencias:

  • Manasvi Lingam, Abraham Loeb. “Physical constraints on the likelihood of life on exoplanets” International Journal of Astrobiology (6 de julio, 2017)  DOI: https://doi.org/10.1017/S1473550417000179
  • Cecilia Garraffo, Jeremy J. Drake, Ofer Cohen, Julian D. Alvarado-Gómez, Sofia P. Moschou. “The Threatening Magnetic and Plasma Environment of the TRAPPIST-1 Planets”. Astrophysical Journal Letters (12 de julio, 2017).
Cubadebate (Tomado de Muy Interesante)

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