La Luna ha sido fuente de inspiración para poetas, enamorados, navegantes y científicos de todos los tiempos. Sin embargo, este satélite no estará con nosotros por siempre. En el futuro, nuestro eterno acompañante se desprenderá y se internará en el espacio.
La Luna atrae a la Tierra (del mismo modo que la Tierra atrae a la Luna). Esto hace que la Tierra "se estire" en dirección a la Luna; es decir, que la Tierra pierde algo de su redondez y adopta una forma que se parece a una elipse (un balón de fútbol americano, para entendernos). Esto es lo que origina las mareas. El efecto en sí es muy pequeño: en tierra firme son apenas unos 20 cm.
La Tierra gira sobre sí misma y la Luna gira alrededor de la Tierra. Como el abultamiento que producen las mareas lunares alcanza el máximo con un poco de retraso eso hace que, en realidad, dicho abultamiento no apunte hacia la Luna. Debido a esto la fuerza gravitatoria que experimenta la Luna no va dirigida exactamente hacia el centro de la Tierra, sino un poco por delante. Es decir, la Luna se ve atraída hacia adelante. Eso hace que acelere y, por lo tanto, se vaya alejando de la Tierra. Como contrapartida, la Tierra decrece su velocidad de rotación. Por eso los días son cada vez más largos.
La Tierra gira sobre sí misma y la Luna gira alrededor de la Tierra. Como el abultamiento que producen las mareas lunares alcanza el máximo con un poco de retraso eso hace que, en realidad, dicho abultamiento no apunte hacia la Luna. Debido a esto la fuerza gravitatoria que experimenta la Luna no va dirigida exactamente hacia el centro de la Tierra, sino un poco por delante. Es decir, la Luna se ve atraída hacia adelante. Eso hace que acelere y, por lo tanto, se vaya alejando de la Tierra. Como contrapartida, la Tierra decrece su velocidad de rotación. Por eso los días son cada vez más largos.
Hace millones de años, la Luna estaba mucho más cerca de la Tierra, tal vez diez veces más cerca que ahora, y su tamaño aparente en el cielo era colosal. Hoy conocemos que la Luna se aleja de la Tierra a razón de 3,8 cm por año y lo sabemos porque los astronautas y dos naves rusas que consiguieron alcanzar la Luna, en las misiones de los apolos 11, 14 y 15 más las naves Lunokhod 1 y 2 sin tripulación, dejaron cinco reflectores en la superficie lunar.
Desde la Tierra, lanzamos un pulso láser hacia estos espejos que rebotan y vuelve a la Tierra. La precisión es de 1 milímetro, no está nada mal para un recorrido de unos 800.000 km. La Luna se aleja porque se acelera en su órbita, debido a efectos que provoca sobre los océanos terrestres.
Desde la Tierra, lanzamos un pulso láser hacia estos espejos que rebotan y vuelve a la Tierra. La precisión es de 1 milímetro, no está nada mal para un recorrido de unos 800.000 km. La Luna se aleja porque se acelera en su órbita, debido a efectos que provoca sobre los océanos terrestres.
Poco después de crearse la Luna, ésta comenzó a alejarse muy rápidamente de la Tierra, desde una posición de 22.500 km, por las fricciones generadas por las inmensas mareas creadas por la propia Luna y por este mismo motivo, los días se hacen cada vez más largos. Toda la cuestión está en las mareas, que sirven de freno a la rotación de la Tierra. Sabemos que las mareas eran más numerosas y que los días eran más cortos, por los registros encontrados en las rocas denominadas ritmitas de mareas.
El desprendimiento ocurrirá dentro de varios miles de millones de años. Mientras tanto disfrutemos de su presencia. |
En aquellos tiempos, los días duraban apenas cinco horas, pero a medida que se alejaba, los días se alargaron hasta las 24 horas de hoy. Seguirán alargándose hasta que duren un mes y más, hasta que se hagan eternos y una cara de la Tierra mire siempre al Sol y la otra resultará estar siempre en tinieblas.
Las mareas, hace millones de años, cuando la Luna estaba tan cerca, eran colosales, hasta mil veces superiores a las de hoy. Las aguas no se retiraban decenas de metros en las mareas bajas o se adentraba en tierra algunos metros en las mareas altas como lo hace ahora, sino que se retiraban y se adentraban kilómetros, como tsunamis continuos. Con el alejamiento de la Luna, la fuerza de gravedad de nuestro satélite sobre la Tierra cada vez será menor, y las mareas dejarán de existir. Los océanos y los mares se convertirán en piscinas gigantes.
Otro gran cambio que ocurrirá será la oscilación del eje de la Tierra. La Luna mantiene el eje de la Tierra estable, con una inclinación de 23º. El hecho de que la Luna se aleje, desestabilizará el eje terrestre, de forma que oscilará 90 grados, provocando que en ocasiones los polos bajen hasta el ecuador y el ecuador ocupe la posición de los polos. La situación actual del eje terrestre es vital, ya que estabiliza el clima. Cuando el eje comience a oscilar, la vida deberá acomodarse o dejar de existir.
En un futuro lejano los eclipses totales de Sol dejen de producirse al no tener la Luna suficiente tamaño como para tapar el disco solar.
En teoría, dicha separación debería prolongarse hasta que la Luna tardara 47 días en completar una órbita alrededor de nuestro planeta, momento en el cual nuestro planeta tardaría 47 días en completar una rotación alrededor de su eje.
Sin embargo, la evolución futura de nuestro Sol puede trastocar esta evolución. Es posible que al convertirse nuestra estrella en una gigante roja dentro de varios miles de millones de años, la proximidad de su superficie al sistema Tierra-Luna haga que la órbita lunar se vaya cerrando hasta que la Luna esté a alrededor de 18.000 kilómetros de la Tierra -el límite de Roche-, momento en el cual la gravedad terrestre destruirá la Luna convirtiéndola en unos anillos similares a los de Saturno.
De todas formas, el fin del sistema Tierra-Luna es incierto y depende de la masa que pierda el Sol en esos estadios finales de su evolución.
Sin embargo, la evolución futura de nuestro Sol puede trastocar esta evolución. Es posible que al convertirse nuestra estrella en una gigante roja dentro de varios miles de millones de años, la proximidad de su superficie al sistema Tierra-Luna haga que la órbita lunar se vaya cerrando hasta que la Luna esté a alrededor de 18.000 kilómetros de la Tierra -el límite de Roche-, momento en el cual la gravedad terrestre destruirá la Luna convirtiéndola en unos anillos similares a los de Saturno.
De todas formas, el fin del sistema Tierra-Luna es incierto y depende de la masa que pierda el Sol en esos estadios finales de su evolución.
La Luna también podría colapsar por acción de la gravedad y formar anillos parecidos a los de Saturno.(Barinas.net) |
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