La recién aprobada reforma del sistema de cuotas del Fondo Monetario Internacional (FMI) permitirá que cuatro países de mercados emergentes -Brasil, China, India y Rusia- estén entre los 10 principales miembros de ese organismo.
Aunque la decisión favorece a esas economías al otorgarles mayor peso político dentro de la institución financiera tuvo que ser aprobada por el Congreso de Estados Unidos, lo que ratifica que esa nación tiene la última palabra en el escenario económico global.
La aprobación fue celebrada por la directora del FMI, Christine Lagarde, quien según los analistas no había dejado pasar la oportunidad de instar primero y criticar después a Washington, por su retraso en darle el visto bueno a la reforma para reflejar el ascenso de potencias como China, India, Brasil y Rusia en la economía global.
La propuesta databa de 2010 y durante este tiempo esas cuatro naciones también fueron reiterativas en sus quejas por la demora e incapacidad de la Casa Blanca para lograr que el Congreso la aprobara.
Ante ese escenario no tardaron en aparecer propuestas alternativas de los emergentes como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, impulsado por Beijing, y el Nuevo Banco de Desarrollo y el Fondo de Reservas de los Brics (Brasi, Rusia, India, China y Sudáfrica)
De ahí que Lagarde afirmara que "la aprobación del Congreso estadounidense representa un bienvenido y crucial avance que fortalecerá el FMI a la hora de respaldar la estabilidad financiera internacional, ya que incrementan significativamente los principales recursos del organismo y permiten desplegar una respuesta más eficaz ante las crisis.
"A la vez mejoran la estructura de gobierno institucional al reflejar mejor el creciente papel que desempeñan los países emergentes y en desarrollo dinámicos en la economía mundial", significó.
Las reformas establecen también que las cuotas de los 188 países miembros aumentarán de unos 329 mil 830 millones de dólares a 659 mil 670 millones, con una redistribución de más del seis por ciento hacia los mercados emergentes y también a los subrepresentados.
La reforma, a la vez, conlleva duplicar los fondos disponibles de la institución para prestar a países en crisis hasta los 755 mil millones de dólares.
Otros cambios consisten en que se protegerán las cuotas relativas y el número total de votos de los países miembros más pobres.
Además, por primera vez, el directorio ejecutivo del FMI estará compuesto solamente de directores ejecutivos electos, lo que eliminará la categoría de nombrado (en la actualidad son designados por los países integrantes que tienen las cinco cuotas más altas).
Habrá margen para designar un segundo director ejecutivo suplente en los grupos integrados por siete o más naciones miembros con el fin de reforzar la representación de estos en el Directorio, en tanto los países desarrollados de Europa se comprometen a reducir en dos puestos su representación en esa estructura de dirección.
Para muchos los cambios es esa institución, creada junto al Banco Mundial en los acuerdos de Bretton Wodds de 1944, la convertirá en un ente más moderno y representativo y mejorarán su gobernanza como organización.
Según esas opiniones se trata de algo que pudiera suavizar las críticas que lo marcan como el tradicional promotor de políticas neoliberales en todo el mundo.
El investigador del centro de estudios Peterson Institute y ex subsecretario del Tesoro de Asuntos Internacionales bajo la administración de Bill Clinton, Edwin Trumanen, comentó que el mundo llevaba esperando por la ratificación necesaria de Estados Unidos desde al menos 2012, lo cual le costó mucho en en términos de su credibilidad y liderazgo global.
Como consecuencia, Trumanen remarcó que Washington ya no se ve como un negociador confiable en cuestiones del FMI.
No obstante, el Congreso impuso para su consentimiento algunas condiciones tales como su aprobación de cualquier participación estadounidense en préstamos extraordinarios del FMI más allá de 2022, además de que su representante deberá informarle sobre la votación a favor de un crédito de gran volumen.
De igual forma la cuota de Washington en el FMI seguirá siendo mayoritaria, mantendría su capacidad de veto y solo se vería reducida ligeramente, desde el 17,69 por ciento actual hasta un 17,40, seguido por Japón que mantiene el segundo lugar. Escrito por Cira Rodriguez César (PL) |
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