La presencia de las rayas o patrones de
coloración en diversos animales tiene múltiples funciones, desde la
necesidad de camuflarse y protegerse de los enemigos, hasta sorprender y
llamar la atención. Recientes estudios indican por ejemplo que en el
caso de las cebras las rayas funcionarían como un método para mitigar el
calor y evitar el ataque de mosquitos.
Mientras que la razón por la que los
animales necesitan las rayas en su cuerpo está relativamente clara, poco
se sabía acerca de su orientación en una dirección particular. ¿Por qué
las rayas del tigre son perpendiculares a su cuerpo, mientras que las
del pez cebra son horizontales?
Los investigadores de Harvard (EEUU) se
plantearon la misma pregunta y acabaron por desarrollar una ecuación
matemática que permite identificar las variables que afectan la
formación de las rayas en el cuerpo de algunos animales.
Durante sus investigaciones analizaron y
sistematizaron la mayoría de modelos que, desde los años 1950, los
científicos ofrecían para comprender esta característica. Tom Hiscock,
uno de los autores del trabajo, publicado en la revista ‘Cell System’,
explica la simplicidad del algoritmo en el que figuran tres variables
principales. Resultó que la orientación de las rayas de los animales
depende de un cambio en la sustancia que aumenta la densidad en el
patrón de las rayas, alteración de las sustancias que determinan los
parámetros de la formación de las mismas, y un cambio físico en el
mecanismo molecular o celular que les da origen.
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