Plaza de la Revolución, en Bayamo.
El 18 de abril de 2012, en el Aniversario 193 del natalicio de Carlos Manuel de Céspedes —el más universal de los bayameses—, se presentó la Campaña Promocional del Aniversario 500 de la fundación de la villa San Salvador de Bayamo bajo el lema: “Más de 500 años de historia”.
El proyecto prevé la restauración de 33 viviendas de valor patrimonial y de la necrópolis, donde yacen algunas de nuestras más ilustres personalidades, y que encierra en sus tesoros arquitectónicos y escultóricos un valor no del todo aquilatado hasta el día de hoy. Un amplio programa cultural complementa esas acciones.
Los orígenes del poblado de Bayamo y su nombre arahuaco se pierden en mitos y leyendas antiquísimos. En 1511 llegan los primeros españoles y encuentran una comunidad aborigen organizada de más de 7 mil personas, dedicadas principalmente a la agricultura y la cerámica. En noviembre de 1513 fundan la villa San Salvador de Bayamo.
Bayamo ha sido en este tiempo el centro de algunos de los acontecimientos más importantes de nuestra historia, por lo que es necesario celebrar el onomástico con el fasto que merece la ciudad donde por vez primera se instituyó un gobierno cubano independiente.
En la primera década del siglo XVII el comercio de rescate y contrabando, que introduce en la región productos no suministrados por la metrópoli, va a ser causa de dos hechos históricos profundamente significativos.
En 1603 la captura de Fray Juan de las Cabezas Altamirano por el pirata Gilberto Girón y la lucha de los bayameses por su liberación constituye el tema central de lo que se considera la primera obra literaria cubana: el poema épico Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa.
En diciembre de este año el Capitán General Pedro Valdés destaca a Bayamo a Melchor Suárez de Poago, quien encausa y determina el traslado hacia La Habana de miembros de la oligarquía vinculados al contrabando. Para impedir el traslado, los bayameses van a cortar las vías de comunicación terrestre y fluvial: exigen a la Corona que los encartados sean juzgados en la propia villa. El proceso contencioso finalmente no se ejecuta y las autoridades se retiran. En este hecho, de una dimensión simbólica ostensible, suele ubicarse el nacimiento de la nacionalidad cubana.
No serán estos dos los únicos acontecimientos relevantes. En 1795, inspirado en las ideas de la Ilustración, el pardo Nicolás Morales, propietario de una pequeña finca rural, elabora e impulsa un proyecto revolucionario independentista. En 1810 Joaquín Infante va a redactar una constitución para la Isla.
En la primera mitad del siglo XIX, paralelamente al proceso político-militar que conduciría a la independencia de la nación cubana, algunas figuras prominentes de la cultura bayamesa contribuyen a afianzar el sentimiento patrio al participar de las transformaciones estéticas y temáticas que operan en la literatura del período. Entre éstas cabe destacar a Juan Clemente Zenea, representante cimero de la segunda generación de románticos, que restaura el “buen gusto” en la poesía de la Isla. José Fornaris, fundador del Siboneísmo, intenta rescatar a través de la poesía el legado aborigen para la cultura cubana. En 1851 Francisco Castillo Moreno, en unión de Fornaris y Carlos Manuel de Céspedes, componen La Bayamesa, considerada la primera canción cubana.
Durante la gesta independentista cientos de bayameses son desterrados por las autoridades españolas. Algunos salen buscando mejorar sus condiciones y logran destacarse como organizadores políticos y culturales. Un ejemplo es Manuel del Socorro Rodríguez, quien realiza en Colombia una intensa actividad como promotor de cultura, fundando periódicos e instituciones, por lo que será reconocido en este país como el Padre del Periodismo. Manuel Cedeño se traslada a Venezuela y lucha junto a Bolívar en la guerra de emancipación de América del Sur, alcanzando los grados de general de división. José Joaquín Palma escribe en Guatemala la letra del himno nacional de este país. José María Izaguirre funda y dirige la Escuela Normal de Guatemala.
El 10 de octubre de 1868, en el ingenio Demajagua, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo proclama la independencia y da la libertad a sus esclavos, iniciando de esta manera la Revolución Cubana. El 20 de octubre de 1868 Bayamo cae en manos de los independentistas y se declara capital provisional de la Revolución. Figueredo da a conocer al pueblo congregado en la Plaza de la Parroquial Mayor la marcha compuesta meses antes, que deviene Himno Nacional Cubano.
El 12 de enero de 1869, tras 82 días en poder de los independentistas y ante el arribo inminente de las tropas españolas, Bayamo es incendiada por sus pobladores, que prefieren destruir la ciudad y trasladarse a los campos antes que vivir bajo el yugo español. El hecho se convierte en un símbolo de la determinación de todos los cubanos por conquistar su libertad.
Esta presencia fecunda de lo bayamés en lo cubano ha sido motivo de inspiración para muchos. José Martí dijo que tenía de Bayamo su alma intrépida y natural. Sindo Garay cantó a la mujer bayamesa. En Así es Bayamo Barbarito Díez enaltece a los pobladores subrayando sus aportes a la nación cubana. En octubre de 1868 se iniciaron las acciones para la toma de la ciudad. El pueblo se volcó a las calles para apoyar a las tropas de Céspedes.
Salvando distancias, y circunstancias, la misma presencia la tienen los bayameses del siglo XXI en la celebración por el aniversario 500 de la fundación de Bayamo. Es la mejor manera de homenajear a aquellos que sacrificaron todo en aras de la patria. Entonces, quién sabe, las futuras generaciones un día acertarán a ver en esta entrega —igual que lo hacemos nosotros en nuestros predecesores— la pasión que hemos invertido en ofrecerles como legado, superando cualquier obstáculo material, una ciudad todavía más admirable.(Por MSc. Ludín B. Fonseca García. Historiador de Bayamo)
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