domingo, 21 de abril de 2013

CORALES DEL CARIBE EN PROBLEMAS

     

 Los arrecifes coralinos del Mar Caribe se están viendo severamente afectados por la elevación de la temperatura y la acidificación del mar. Foto: Internet

 

De acuerdo con recientes investigaciones científicas lideradas por las universidades de Queensland (Australia) y Exeter (Reino Unido), la disminución de los corales en el mar Caribe repercute con fuerza en medios del área, que alertan con diversos reportes sobre su desfavorable situación.

Durante los últimos años indican los resultados científicos, muchos corales caribeños dejaron de crecer o llegaron al umbral de la erosión.

Las estructuras coralinas no generan suficiente carbonato de calcio, necesario para su crecimiento vertical, y la cantidad de esa sustancia cae por debajo de los índices adecuados hasta en 70 por ciento, sobre todo en zonas de baja profundidad, revela el estudio, reporta Prensa Latina.

Esa situación impide responder de forma positiva a los cambios en su ambiente y amenaza con una futura desaparición de las especies de corales, señaló el profesor británico Chris Perry en un artículo de la revista Nature Communications.

Más allá del irreversible daño medioambiental, millones de caribeños dependientes de los productos del mar perderían su fuente de sustento, destacaron los científicos.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), los manglares, humedales y arrecifes forman parte de los ecosistemas más degradados del Caribe.

De hecho, sus aguas figuran entre aquellas con mayor número de corales en peligro de extinción, amenazados o vulnerables, advierte el PNUMA.

Pero el escenario no es exclusivo de los estados insulares, las estructuras coralinas cercanas al litoral caribeño de Costa Rica y Panamá también reportan un lento crecimiento y disminuyen su número.

De los corales costarricenses, 62 figuran en la lista de especies en peligro de extinción, elaborada por la Convención sobre el Comercio Internacional de Flora y Fauna.

Ante ese problema, el Ministerio de Aguas y Mares proyecta nuevas disposiciones jurídicas que prohíben a los buques anclar en zona de arrecifes, extraer los corales y realizar dragados o construcciones de cualquier tipo.

Si bien existen instrumentos jurídicos suficientes para fortalecer la legislación en temas marinos, todavía falta voluntad política, dijo el titular costarricense de esa cartera, José Lino Chávez.

Países como Cuba, México, Belice, Panamá, República Dominicana, Guatemala y Colombia cuentan con leyes de protección y defensa de los corales, mientras Costa Rica quedó un poco rezagada, consideró la asesora legal de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), Haydée Rodríguez.

En tanto, estudios realizados en Panamá por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales revelan que las partículas suspendidas en el aire a causa de la actividad volcánica contribuyen también al lento crecimiento de los arrecifes del Caribe.

Los ecosistemas de coral son sensibles a la concentración atmosférica de dióxido de carbono global y a las emisiones regionales de aerosoles, señaló el investigador Lester Kwiatkowski, de la británica Universidad de Exeter.

Las 75 especies de coral presentes en la zona del Pacífico poseen mejores condiciones que las más de 130 existentes en el Caribe panameño, arrojan informes de la organización ecologista The Nature Conservancy.

Este similar escenario en aguas del Caribe continental e insular contribuye a que un 30 por ciento de los arrecifes se encuentren casi o totalmente destruidos y de continuar las tendencias actuales, en los próximos 30 años desaparecerá otro 20 por ciento, advierte el PNUMA.

La pesca indiscriminada, la contaminación, la urbanización costera, los efectos derivados del cambio climático, los eventos naturales extremos, la acidificación de los océanos y la práctica de un turismo poco sostenible ponen en riesgo la supervivencia de los corales destaca AIDA.

En 2010, casi dos tercios de esas estructuras en el área estaban amenazadas por tales motivos, señala el PPNUMA en su informe Estado de la Biodiversidad en América Latina y el Caribe.

Los arrecifes coralinos son una barrera natural de protección en los litorales y a nivel internacional, los beneficios de ese resguardo ascienden a 18 millones de dólares por cada kilómetro cuadrado de esa superficie.

Por su parte, la industria de la pesca comercial obtiene ganancias anuales de 380 000 dólares por cada kilómetro cuadrado de arrecife, debido a sus condiciones favorables para el desove y la alimentación de la fauna marina.

Asimismo, es muy atrayente para el buceo y el turismo de naturaleza, ambas con aceptación creciente en el mundo y un caudal más de ingresos para países dependientes de la industria del ocio.(Juventud Rebelde)
 
 

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