jueves, 19 de septiembre de 2013

Los jóvenes y un encuentro muy cercano con Los Cinco

   
Alegría infinita, orgullo, esperanza, razón suprema de su sacrificio y entrega: eso y más son para Los Cinco los “pinos nuevos”: aseguró este jueves Elizabeth Palmeiro, esposa de Ramón Labañino, uno de los Héroes antiterroristas cubanos condenados en Estados Unidos.

Familiares de esos valerosos hombres compartieron hoy con alumnos y profesores de centros de estudios, como el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García -la Universidad de Gerardo Hernández y Fernando González- y la Escuela Lenin, donde hizo el bachillerato Antonio Guerrero.

La esposa de Labañino, en tanto, vivió horas memorables y felices en el Instituto Preuniversitario Manolito Aguiar, para los habaneros simplemente el “Pre de Marianao”, y en cuyos casi 900 estudiantes Elizabeth afirmó ver dibujado y multiplicado el retrato adolescente de su amado Ramón.

Él y sus hermanos de causa no nacieron con un don especial ni son superhombres, sino gente común, con inquietudes, sueños, alegrías y tristezas similares a las de ustedes cuando jóvenes, y a quienes las circunstancias y sus valores, principios y conducta convirtieron en Héroes para su pueblo, enfatizó.

Lo conocí después, pero viéndolos a ustedes y escuchando a sus profesores y compañeros, puedo imaginar al Ramón de entonces, un estudiante y joven ejemplar, del cual conserva mucho ese hombre-símbolo que es hoy junto a Antonio, Fernando, Gerardo y René González, reflexionó.

Estudiar era en aquellos años su principal deber, como lo es para ustedes ahora: prepararse bien para ser más útiles y servir mejor a la Patria, y eso esperan y ansían Los Cinco de los niños, adolescentes y jóvenes cubanos, y que sean buenos, dignos, leales y patriotas, dijo.

Julia del Busto -que dio clases a Ramón en la Secundaria Básica Antonio Maceo, en el municipio de La Lisa- recordó a un muchacho más bien delgado, disciplinado, estudioso, que se sentaba en la segunda fila y sacaba siempre excelentes notas.

Carmen Rosa Cartaya, condiscípula de Labañino y en la actualidad profesora del Manolito Aguiar, lo describió jovial, sencillo, muy familiar y con autoridad entre sus compañeros, tanta, que cuando a mitad de una prueba la maestra debió retirarse enferma, se puso al frente del aula, pidió que fuera un “examen de la dignidad” y en verdad nadie pensó en “fijarse”.

Cierto es, también, que era muy galante y tenía “locas” a todas las muchachitas, añadió entre risas, y luego Elizabeth retomó la broma, asegurando que así seguía siendo cuando lo conoció, pero que, por suerte, se eligieron uno al otro para fundar una familia y compartir sus vidas.

Canciones, poemas, fotos, videos, una carta firmada por todo el alumnado para Ramón y sus hermanos de causa en estos 15 años de injusticia, hicieron llorar más de una vez a esta valiente mujer, que calificó de honor y privilegio asistir a un encuentro tan apasionado, tierno, sincero y altruista.

Vale infinitamente que las nuevas generaciones de cubanos hagan suya esta batalla, que no es solo por Los Cinco, sino por lo que representan y defienden, y que los conviertan en referente imprescindible para enfrentar los enormes desafíos del presente y el futuro, añadió.(AIN)

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