El XXXV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano será el primero sin su fundador Alfredo Guevara, con el ánimo de defender el espíritu de esta fiesta fílmica de Cuba.
Iván Giroud -quien dirigió el Festival de 1994 a 2010, y en mayo pasado regresó al cargo- aseguró que defender la identidad de la cita es la única garantía de su supervivencia.
"Lo más difícil es hacer que parezca fácil: armar un Festival es un verdadero trabajo de orfebre, como tejer un vestido y que no se vean las costuras", comentó Giroud tras su nombramiento, en mayo.
Afirmó entonces que los festivales requieren una programación que logre un diálogo entre las películas y con el espectador, y que colme las expectativas de un público cultivado.
Giroud señaló que hacerse de un público demora años, pero se puede perder muy fácilmente si se pierden las líneas de identidad de un evento.
Fundado en 1979, el Festival surgió con el objetivo de reconocer y difundir la cinematografía de la región con valores que reafirmen la identidad cultural autóctona.
Para su director, armar un evento de tal magnitud requiere tanto recursos como cultura y una vasta red de contactos y relaciones que faciliten gestiones como la obtención de derechos o copias.
Si bien proliferan los certámenes fílmicos en la región, la cita habanera aún sobresale en la red de festivales, principal circuito de distribución y proyección del cine independiente.
El Festival celebra aniversario redondo en un año de replanteo de la industria cinematográfica en Cuba, para elevar la calidad de la producción y defender los derechos de los cineastas.(PL)
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