Foto:CNC
Por Raciel Pérez Martínez
Las mujeres rurales disfrutan en Cuba de los mismos derechos que el hombre. Ganan igual salario, ocupan los más disímiles responsabilidades laborales muchas de ellas vedadas antes del triunfo de la Revolución.
Es habitual ver en Cuba a una ingeniera agrónoma, o una doctora en medicina veterinaria dirigir una empresa agropecuaria de manera exitosa, o una campesina desenvolverse muy bien al frente de su finca.
Solo en los dos últimos años en la provincia de Granma unas dos mil mujeres obtuvieron tierra en usufructo que dedican a los cultivos varios como maíz, yuca, plátano, también arroz, y café entre otros, y una parte apreciable de ellas se dedican a la ganadería.
Con asesoramientos técnicos y científicos la mujer rural en los 13 municipios de Granma logra un incremento sostenible de la producción apoyada en manejos de suelos, abonos sobre todo orgánicos, utilización de semillas de alto valor genético, en muchos casos con sistemas de riego, así como ganado de alto potencial lechero o de carne.
El Día Mundial de la Mujer Rural fijado cada 15 de octubre fue propuesto por la Federación Internacional de Productores Agrícolas (FIPA), la Fundación Cumbre Mundial de la Mujer (FCMM) y la Unión Mundial de Mujeres Rurales (UNMR) como seguimiento a los resultados de la histórica Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer realizada en Beijing, en 1995.
El papel de la mujer en la producción de alimentos es decisivo en varias zonas del mundo con un papel creciente a escala global. No es casual que la celebración de su día sea la víspera del Día Mundial de la alimentación.
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